Jarcha

Frecuentes sobre todo entre finales del siglo XI y principios del XII,[3]​ la mayoría de las jarchas están compuestas en dialecto hispanoárabe coloquial, pero una pequeña parte lo está en la lengua romance que utilizaban los andalusíes; como consecuencia de ello, constituyen los ejemplos más antiguos que se conocen de poesía en lengua romance.

Fueron escritas por poetas cultos árabes y judíos, que pudieron tomar como modelo la lírica románica tradicional, bien recogiéndolas del folclore popular, bien adaptándolas a sus necesidades métricas (pues debían integrarse en la moaxaja), o bien componiéndolas de nueva creación, a partir de moldes tradicionales.

La moaxaja (del árabe موشحة muwaššaḥa (o muwashshaha), que significa collar) es un tipo de poema estrófico culto escrito en árabe clásico que tuvo su momento de esplendor en al-Ándalus entre los siglos IX y XII.

La moaxaja está escrita en versos cortos, debido a influencias de la lírica popular, pero con temas y estructuras muy complejas.

Como se popularizan, no siempre son obra del mismo autor, pues aparecen reiteradas en diversas composiciones, tanto árabes como hebreas, en las que quien habla es una muchacha con la que el autor se compara.

Constituye la estrofa final o estribillo de una moaxaja, escrita en mozárabe siguiendo la tradición popular.

Las jarchas fueron descubiertas y traducidas por primera vez por el hebraísta Samuel Miklos Stern.

Otra manifestación poética de características similares, el zéjel, se diferencia por dispersar los versos por todo el poema.

El corpus actual de las jarchas romances ronda los setenta poemas, aunque es difícil su cómputo porque no siempre están de acuerdo los estudiosos en cuándo nos hallamos ante un texto mozárabe o cuándo estamos ante una jarcha árabe que suma grafías del alifato árabe o alefato hebreo (literatura aljamiada) con algunos elementos románicos.

También es muy habitual la presencia del espía o guardador que impide la felicidad de los amantes.

En algunos casos el lamento de la mujer va dirigido al amado, pero este tampoco toma la palabra.

La jarcha se desarrolla en ambiente urbano (sus ciudades escenario son Guadalajara, Sevilla o Valencia).

Asimismo aparecen otros recursos retóricos como anáforas, repeticiones, antítesis e imágenes.

Los siguientes ejemplos de jarchas incluyen en la primera columna una interpretación del texto aljamiado, que generalmente es un tanto especulativa, debido por un lado a la falta de vocales en la escritura, y por otro a la poca correspondencia entre las consonantes árabes y las romances; en la 2ª columna se da una posible traducción: habib, tant' amáre!

kóm kontenēr-hé mew mālē, Šīn al-ḥabī bnon bibrēyo: ¿cómo he de atajar mi mal?

Sin el amado no puedo vivir: Las jarchas siempre han sido ligadas a las cantigas de amigo y los villancicos por un evidente parentesco que, como señaló Menéndez Pidal, nos lleva a pensar que todas ellas parten de un “tronco común”.

Como señala Alan Deyermond, sería sorprendente en términos generales que una tradición lírica popular ejerciese su influencia sobre otra en tal manera, especialmente cuando la hipotética fuente se hallaba ubicada en la España musulmana, y cuando debería también de haber influenciado a Italia y el norte de Francia.

La lírica culta se presenta tardíamente en Castilla en cuanto a tradición consolidada, pero, muy poco después de que los poetas cultos introduzcan la costumbre de escribir su lírica en castellano, aparecen por escrito los villancicos.