No obstante, el hecho de deber mantener una plebe ociosa tornaba pesada la presión fiscal sobre las colonias a niveles cada vez menos aceptables.
Desde entonces, ya no fue posible mantener una gran administración (necesaria para recaudar impuestos directos), escuelas públicas o un ejército consolidado.
[5] Este comercio floreciente a larga distancia está animado en particular por los mercaderes griegos, sirios y radhanitas (el nombre latino del Ródano era Rhodanus).
Así, su hijo bastardo, Carlos Martel, debía reducir las revueltas neustrianas, luego someter a los frisones, los alamanes, los burgundios y los provenzales.
[6] Para mantener a su imponente clientela, no dudó en embargar y redistribuir los bienes del clero secular, lo que acrecentó aún más su poder.
[21] Esta uniformización de la moneda facilitó las transacciones comerciales a lo largo del Imperio y, por tanto, aumentó los intercambios entre las diferentes regiones.
A partir de 800, las campañas militares se hacen infrecuentes y el modelo económico franco basado en la guerra ya no es viable.
Esta metamorfosis se hizo progresivamente, sus efectos eran todavía poco visibles en el siglo IX, en tanto fue rápidamente frenada por las invasiones y guerras feudales.
Crean numerosas factorías en las costas europeas, comercian desde el Mediterráneo hasta Bizancio, con lo cual dinamizan considerablemente los intercambios y la economía.
[36] Con la puesta a punto del árbol de levas en el siglo X, esta energía puede ser utilizada para múltiples usos industriales.
[59] Ciertas regiones, como Flandes, estaban sobrepobladas e intentar ganar tierras cultivables al mar; sin embargo, para cubrir sus necesidades, optan por una economía comercial que les permite importar los productos agrícolas.
Muchos campesinos probaron suerte como trabajadores temporales en las ciudades a cambio de salarios muy bajos que causaron también tensiones sociales en el medio urbano.
[65] La economía logra adaptarse: La recaudación tributaria se vuelve difícil de realizar y, desde Felipe el Hermoso, los reyes recurrieron a las conversiones monetarias para reflotar las cajas del Estado.
Para cubrir esta falta, los ingleses van a volverse menos dependientes económicamente de Flandes, transformando directamente su lana en ropa.
Estas reformas agrícolas y económicas, así como el mercantilismo serán también las políticas del ministro de Luis XIII, el cardenal Richelieu.
[85] El modelo de Inglaterra inspiró a la élite francesa y provocó un apasionamiento por la agronomía, pero que no fue necesariamente seguido por los campesinos.
Hasta mediados del siglo XVIII, el crecimiento demográfico estuvo afectado por hambrunas, cuya aparición coincidió con los picos de mayor mortalidad.
En la segunda mitad del siglo, si bien todavía se presenta escasez de alimentos, estos períodos son más cortos y localizados.
Junto con el Estado, reglamentaron de manera estricta la actividad que les concernía, reagrupando en su interior a empleadores, obreros y aprendices.
Fuera de las ciudades, la actividad industrial rural tuvo un lugar determinante y creciente, gracias al desarrollo del "sistema doméstico".
Si Francia heredó de la época napoleónica progresos significativos en administración, no consiguió en este período un importante éxito económico.
Las guerras del Imperio agravaron la debilidad demográfica y su financiamiento enrareció los capitales, a pesar de que los mandos militares estimularon ciertas industrias.
En 1860, los bancos franceses acumularon depósitos 50 veces inferiores a los británicos; sin embargo, el autofinanciamiento fue suficiente para el surgimiento de la industria textil (pequeñas inversiones permitieron importantes rendimientos que podían ser reinvertidos), mientras que la "alta banca" se aseguró el financiamiento de infraestructuras más costosas (minas, canales y, más tarde, los ferrocarriles).
Según la historia cuantitativa, entre 1820 y 1870, la agricultura francesa tuvo un crecimiento que, desde el punto de vista histórico, no fue superado hasta aquel posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Es notable que varios historiadores económicos, como Paul Bairoch o Walter Whitman Rostow, han convertido a la "revolución agrícola" en una etapa de desarrollo y en una condición del despegue industrial.
[105] Napoleón promovió la realización del canal de Suez, inaugurado en 1869, el cual revolucionó el transporte marítimo entre Europa y el océano Índico.
Napoleón III estaba también convencido de las virtudes del comercio libre: confió a Michel Chevalier negociar secretamente con Richard Cobden un acuerdo comercial entre Francia y el Reino Unido.
[107] El auge industrial estuvo relacionado en parte con las innovaciones tecnológicas, cuyo ejemplo por excelencia es el automóvil, sector aparecido en la transición de dos siglos y del cual Francia se convirtió en el segundo productor mundial.
[108] En 1870, las primeras señales del declive industrial y económico francés empezaron a aparecer, en contraste con su nuevo vecino en la recientemente unida Alemania de Bismarck.
Como lo predijo John Maynard Keynes en su libro post-Conferencia de Versalles, las fuertes reparaciones de guerra impuestas sobre Alemania no solo fueron insuficientes para reanimar la recuperación económica francesa, sino que dañaron en gran medida a Alemania que era su gran socio comercial; por tanto, daño también a Francia.