Hispano flamenco

Hispano flamenco es un término con el que la historiografía[1]​ designa la estrecha relación entre la cultura y el arte del espacio conocido impropiamente como Flandes (en realidad el Estado borgoñón) y la Monarquía Hispánica de la época de los Reyes Católicos (1469-1516), aunque realmente la relación se produjo especialmente con la Corona de Castilla y se extendió durante todo el Antiguo Régimen.A las pervivencias del gótico clásico (francés) y a las adiciones del gótico nórdico, la arquitectura hispano-flamenca añade estructuralmente algunas, aunque escasas, novedades, como la variedad en el empleo de bóvedas y arcos, donde se recreó la habilidad técnica de los canteros-entalladores en estrecha coordinación con los arquitectos; a lo que se sumaba un rico repertorio decorativo ecléctico con origen en lo mudéjar, lo flamenco y lo germano.Otras presencias foráneas en puntos como Barcelona, Lérida, Oviedo, León o Sevilla, fueron más efímeras.[8]​ Es característica una representación almidonada, artificial o plegada del ropaje ("paños quebrados"), que hay quien atribuye no solo a cuestiones estéticas, sino al reflejo de las características comerciales de la relación entre ambos espacios.También ocurrió que pintores castellanos reflejaron la influencia italiana, como Pedro Berruguete, quien no obstante, a su vuelta a España utilizó las convenciones del estilo hispano-flamenco que el gusto de su clientela prefería.
Virgen de los Reyes Católicos , de maestro anónimo, 1490.
Ventana del Palacio de Cogolludo (1492-1502).
Virgen de la mosca de la Colegiata de Toro, atribuida a distintos autores hispanoflamencos ( Michel Sittow , Fernando Gallego , Maestro de Segovia y Maestro de la Santa Sangre ), datada entre 1518 y 1525.
Cristo en la columna con cuatro santos , atribuido a Juan de Borgoña , h. 1500-1510.
Retablo mayor de la Cartuja de Miraflores , edificio de Juan de Colonia y Simón de Colonia (1454-1484). La talla en madera es de Gil de Siloé , y el policromado y dorado de Diego de la Cruz (1496-1499). Los sepulcros en piedra son también obra de Gil de Siloé (1489-1493).