Parece que Rodrigo Alemán vino a Castilla con los maestros flamencos y renanos que en el siglo XV llegaron atraídos porque al final de la Reconquista, las catedrales estaban recién construidas y las diócesis eran ricas, pagaban bien y dejaban trabajar en libertad, sin tener que someterse a las tiránicas ordenanzas gremiales de los Países Bajos, donde había fuerte competencia entre los maestros carpinteros.
Estos artesanos-artistas, increíblemente bien formados, adornaron los templos con retablos, muebles, coros, rejerías, capiteles y portadas.
Hay autores[1] que relacionan la obra del Maestro Alemán con el taller de Arnt Beeldesnider, ubicado en la Baja Renania, en Kalkar primero y en Zwölle después.
Otros,[2] basándose en los modelos iconográficos empleados por Rodrigo Alemán, sostienen que provenía de Brabante Flamenco.
El enfrentamiento surgió cuando los canónigos de Plasencia y Ciudad Rodrigo empezaron a exigir una presencia más constante del entallador en la obra, a lo que, según los contratos, el Maestro Alemán se negaba con seguridad o arrogancia[5] No hay motivo serio para pensar que Rodrigo Alemán fuera judío o judaizante.