Coro de la catedral de Toledo

Sin duda esta obra fue muy valorada en todos los tiempos por lo que nunca hubo una propuesta de cambio como ocurrió con el coro alto.

En 1538 el Cabildo encargó al escultor Felipe Bigarny la composición de una silla acorde con un modelo que le fue enviado.

[2]​ El cuerpo superior compuesto por las figuras de alabastro y correspondiente al lado del Evangelio fue también realizado por este escultor.

En este trabajo le ayudaron los artistas Francisco Giralte, Inocencio Berro y Pedro de Frías entre otros.

Todo él demuestra un arte religioso que no desdeña la antigüedad clásica ni los conceptos renacentistas.

Las dichas tribunas no llegaron a ejecutarse nunca, aunque sí se sabe que Berruguete estuvo muy diligente para hacer los dibujos y trazas correspondientes, empleando tiempo y material así como continuos viajes desde Valladolid a Toledo.

Se sabe por los documentos encontrados que Berruguete pidió al Cabildo 1000 ducados como indemnización comenzando así un nuevo pleito cuya sentencia no alcanzó a ver pues murió antes del proceso.

En su estilo se adelanta en más de un siglo a las formas barrocas con las que triunfaría Bernini en Roma.

Lo mejor del conjunto son los tres apóstoles que recuerdan el buen hacer de los escultores helenísticos.

Se considera obra maestra del conjunto la figura del Padre Eterno incluido en un medallón[5]​ con un fondo dorado cuya cabeza parece estar en movimiento; está acompañada en los ángulos por pequeñas figuras de los Evangelistas con poco relieve.

Las figuras principales están esculpidas en bulto redondo de manera que la luz puede deslizarse entre ellas dando así un resultado efectista poco conocido hasta el momento.

Nicolás de Vergara añadió a los lados dos imágenes en hornacinas clásicas que representan la Inocencia y el Pecado.

Hasta hace relativamente poco tiempo se creía que este grupo escultórico estaba hecho de una sola pieza, tal es su perfección.

Con las técnicas modernas se ha podido ver que no es así aunque está construido con el menor número de piezas posible.

Machuca tasó el trabajo en 3.980 ducados, cifra que estaba más cerca del valor dado por Juni, aunque en ella no incluyó los gastos de viajes como había hecho aquel.

El ingenio musical es del famoso organero eibarrés afincado en Madrid, Pedro de Liborna Echevarria.

El otro órgano más moderno, neoclásico con escultura de Mariano Salvatierra está colocado frontero al anterior.

El coro se cierra exteriormente con una arquitectura gótica trabajada por Juan Guas y Martín Sánchez Bonifacio (siglo XV).

Actualmente quedan algunos pero el resto está completado por una barandilla de hierro forjado que sirve como tribuna del coro.

Vista del coro de la catedral.
Sillería del coro
Talla de la Virgen en el Coro.