Como autora que reivindicaba la creación de sus cuentos, que intervenía directamente en el relato como narradora, que manejaba las leyes del género sabiendo cómo manipularlas para poder emanciparse y habiendo encontrado un medio interesante para poder expresar sus percepciones del amor en tono bromista, la famosa escritora de cuentos Henriette-Julie de Castelnau de Murat merece sin duda un redescubrimiento que deleitará a todos los públicos.
Pero, al mismo tiempo, su “padre”, probablemente el nuevo compañero de su madre, le anunció su matrimonio con un hombre que él había elegido, y por eso la necesidad de que la secuestraran.
Sola o con su hijo, se instala en París, donde lleva una vida mundana, agitada y literaria.
Es en este universo mundano evolucionando entre París y Versalles donde la moda de los cuentos de hadas emergerá y Henriette-Julie, incitada por Marie-Catherine d'Aulnoy, va a iniciarse con gran éxito.
En este periodo, la vida de Henriette-Julie es una novela rocambolesca, marcada por los escándalos que suscitan indignación en la corte: Louis XIV es un dirigente homófobo.
Pero, arruinada, sus dificultades financieras le hicieron perder el marquesado de Castelnau, que fue vendido a Claude Forcadel en 1699.
Sea cual sea su implicación en esta controversia, parece que este exilio, sin duda debido exclusivamente a sus andanzas indignas de su estatus, no será efectivo hasta ocho años más tarde.
A pesar de que es tratada con amabilidad y se le permite pasear por los terrenos del castillo, ella solo piensa en recuperar su libertad.
Más tarde ese mismo año, es llevada a Loches donde, aunque vigilada, frecuenta la alta sociedad.
A este registro pastoral tan apreciado de la alta sociedad, la condesa mezcla un lujo, una galantería y una magia que seducirán al lector.
Jacques Barchilon llega incluso a hablar de “surcharge magico-précieuse” (sobrecarga mágico-preciosa).
[5] Raymond Robert define tres puntos esenciales cuya presencia simultánea caracteriza lo que él denomina “l’écriture féerique” (la escritura mágica): Sin embargo, Henriette-Julie de Castelnau de Murat se dedica en sus cuentos a distorsionar o incluso invertir las características primarias del cuento maravilloso.
En primer lugar, no todos sus cuentos respetan la estructura clásica de la fechoría y su reparación.
Más audaz todavía, la reparación de la fechoría no siempre está asegurada, como en Peine Perdue (Pena Perdida) donde se confirma continuamente al lector no la reparación de la fechoría, sino su realización.
Es más, los personajes no están siempre claramente divididos entre héroes, oponentes y auxiliares, ya que algunos pueden evolucionar a lo largo del relato como en Le Prince des Feuilles (El Príncipe de las Hojas).
Del mismo modo, la pareja heroica puede a veces no jugar más que un rol secundario en el cuento o ver su destino tambalearse hasta el último momento, siendo finalmente salvada tras muchos titubeos.
Maistre Welch, Marcelle (1989), [http://se17.bowd+oin.edu/node/223 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).