Henotikon

Y la exageración llega al culmen cuando el monje Eutiques de Constantinopla empieza a enseñar que en Cristo hay solamente una naturaleza, la divina (mone physis), dando lugar a una nueva herejía: el monofisismo.

Este había usado la fórmula mone physis, pero en el sentido en que luego la entendería la teología posterior, o sea, como unión hipostática, unión de las dos naturalezas de Cristo en una persona divina.

Por otro lado, el movimiento monofisita representaba para el Imperio un grave peligro, dado que, tanto en Siria como en Egipto, se unían a las tendencias religiosas fuertes corrientes nacionalistas contrarias al helenismo y a la dominación bizantina.

El emperador León I (457-474) lucha contra ellos, pero vuelven a ocupar algunos patriarcados con el apoyo del usurpador Basilisco (475-476), quien en una encíclica (Encyklion) propia condena tanto la Carta Dogmática que el papa León I mandara al Concilio de Calcedonia como al mismo símbolo del concilio, amenazando con graves penas a quienes se adhiriesen a ellos.

Sin embargo, el patriarca de Constantinopla, Acacio, se resiste a ello, tal vez por miras políticas, ya que preveía la pronta caída del usurpador.

A pesar de ello, las violencias continúan en ambas ciudades de tal modo que los alejandrinos logran imponer en su propia sede al desaprensivo Pedro Mongo en lugar del legítimo sucesor: Juan Talaia.

No hace ninguna referencia a las dos naturalezas, repudiando veladamente la Carta Dogmática del papa San León I y, por si fuera poco, rechaza y condena todo lo que pudiera venir de Calcedonia.

Esa es la razón de que nunca lo haya condenado explícitamente la Iglesia.

Mientras que la gran mayoría de los obispos orientales aceptaron el documento, otros, incluso los mismos monofisitas, se disgustaron.

Moneda de oro con la imagen del emperador bizantino Zenón I , que emitió el Henotikon. También se llama tremís .