Se lo recuerda sobre todo por haber alcanzado la final del Torneo de Roland Garros en 1976 donde perdió ante el italiano Adriano Panatta.
Su juego se caracterizaba por ser algo lento desde el fondo de la cancha con un poderoso revés a dos manos (con empuñadura Western) y con una concentración extrema para los largos peloteos.
Se lo recuerda por su intenso uso del "moonball" (golpe con topspin que pasa muy por encima de la red y pica muy cerca del fondo de la cancha dificultando la subida a la red o un golpe agresivo por parte del rival) que se adaptaba mejor a las canchas lentas aunque también fue exitoso en canchas duras y muchos lo consideraban aburrido para ver aunque efectivo, ya que era rápido de piernas y con muy pocos errores.
En 1974 alcanzó las semifinales del torneo donde perdió ante Björn Borg, luego de excelentes victorias en 5 sets ante Željko Franulović e Ilie Năstase.
En 1976, en su rumbo a la final obtuvo tres victorias consecutivas sorprendentes ante Brian Gottfried, Guillermo Vilas y el mexicano Raúl Ramírez antes de ser derrotado por el italiano Panatta en 4 sets.