Muchos exponentes de la insurrección fueron capturados, torturados y finalmente recibieron fuertes condenas.
[2] La Antigua Confederación Suiza en el siglo XVII era una federación de trece cantones en gran parte independientes.
En estos cantones urbanos, los ayuntamientos gobernaban el campo; tenían los derechos judiciales y también nombraban a los bailíos de distrito (Landvögte).
La Reforma a principios del siglo XVI condujo a una división confesional entre los cantones: los cantones suizos centrales, incluida Lucerna, habían permanecido católicos, mientras que Zúrich, Berna, Basilea, Schaffhausen y la ciudad de San Galo se habían pasado al protestantismo.
La Dieta Federal a menudo estaba paralizada por los desacuerdos entre las facciones igualmente fuertes de los bandos católico y protestante.
[4] Los territorios que habían sido conquistados desde principios del siglo XV fueron gobernados como condominios por los cantones.
Los "Vogt" para estos territorios eran asignados por la Dieta Federal-Tagsatzung por un período de dos años; los puestos cambiaban dos veces al año entre los cantones.
La parte occidental pertenecía a Berna, mientras que la oriental comprendía los dos condominios del antiguo Baden en el norte y el Freie Ämter ("Distritos Libres") en el sur.[n.
[8] Al mismo tiempo, la guerra se desarrolló desde la década de 1620 causando gastos significativos para las ciudades, por ejemplo, para construir mejores defensas, como nuevos bastiones.
3] Zúrich, Basilea y los cantones suizos centrales comenzaron ya en 1623 a acuñar monedas más valiosas.
[11] Desde el siglo XV, el poder político en los cantones urbanos se había concentrado cada vez más en las manos de unas pocas familias urbanas, que consideraban cada vez más sus cargos públicos como posiciones hereditarias y desarrollaban actitudes aristocráticas y absolutistas.
La situación era más grave en el valle lucernense de Entlebuch, donde los batzen berneses tenían un uso generalizado.
Ambos cantones pidieron a los otros miembros no implicados de la Antigua Confederación Suiza que mediasen en el conflicto, pero al mismo tiempo, la Dieta Federal de los gobiernos cantonales también comenzó a prepararse para una solución militar.
Mientras que las autoridades debatían en la Dieta Federal cómo lidiar con la insurrección, los campesinos trabajaron para obtener apoyo para su causa entre la población rural de otras regiones y cabildearon para una alianza formal.
Una semana después, se encontraron nuevamente en Huttwil, donde renovaron esa alianza y eligieron a Nicolás Leuenberger de Rüderswil en el Emme como su dirigente.
Se negaron a reconocer la jurisdicción de las autoridades urbanas y también tenían el control militar sobre la zona.
[31] Las ciudades permanecieron en todas sus maniobras y negociaciones para el apoyo militar dentro de sus respectivas esferas confesionales: la Lucerna católica había pedido mediación y luego ayuda militar a los cantones centrales católicos suizos, mientras que la protestante Berna había recurrido a la protestante Zúrich en busca de ayuda.
[33] En un despacho de Zúrich, el levantamiento se calificó por primera vez como una «revolución».[n.
Las autoridades de la ciudad no estaban preparadas para un conflicto armado e inmediatamente entablaron negociaciones.
[38][39] Tres días después, las tropas de Werdmüller controlaban el importante cruce del río Reuss en Mellingen.
Una delegación campesina intentó negociar con Werdmüller, mostrándole el tratado de paz concluido en el Murifeld.
Werdmüller, que hasta entonces desconocía este tratado porque había sido firmado pocos días antes, se negó a reconocer la validez del mismo y exigió la rendición incondicional de los campesinos.
Los campesinos fueron multados con grandes sumas y tuvieron que cubrir los gastos de las operaciones militares.
[52] Aunque las autoridades obtuvieron una victoria militar total, se abstuvieron de implantar nuevas medidas draconianas a la población en general.
Todo el asunto había demostrado claramente que las ciudades dependían del apoyo de sus súbditos rurales.
5][58] Abraham Stanyan, que había sido embajador de Inglaterra en Berna desde 1705 hasta 1713, publicó en 1714 un extenso tratado titulado An account of Switzerland, en el que describía la regla de las autoridades como particularmente suave, mencionando explícitamente la baja imposición en comparación con otros países europeos y dando como la razón para la «mano blanda» del gobierno a su temor a posibles rebeliones.
Los símbolos de resistencia, como las banderas o las armas utilizadas por los campesinos, en particular sus típicos palos con clavos en el extremo contiguo (llamados Bauern-Knüttel, fueron prohibidos, confiscados y destruidos.
[73] Se instalaron más estatuas y placas en otros lugares con motivo del tricentenario de la guerra en 1953, por ejemplo, un relieve que mostraba a Schybi en una capilla en Sursee, donde el líder campesino había estado encarcelado.
Tales revueltas eran bastante comunes en ese momento y a menudo estaban motivadas por impuestos excesivos.
[76] El 350 aniversario simultáneo de la guerra campesina se reflejó en la ciudad únicamente en algunos artículos periodísticos, pero fue muy celebrado en la campiña,[77] con discursos, coloquios y una ambiciosa y muy exitosa producción teatral al aire libre en Eggiwil en el Distrito administrativo del Emmental.