Ley de Gresham

Es decir, los consumidores prefieren no utilizar la moneda buena como medio de pago.

Gresham, importante financiero y mercader de su época, se dio cuenta de que, en todas las transacciones que llevaba a cabo, la gente prefería pagar con la moneda más débil del momento y ahorrar la más fuerte, para, llegado el caso, exportarla o fundirla, pues tenía mayor valor como divisa o como metal en lingotes.

Este fenómeno ya lo habían observado mercaderes, financieros y hombres de estado con anterioridad al siglo XVI.

Cuando sir Thomas Gresham manifestó este hecho, no desarrolló ninguna formulación teórica de su idea, y no fue hasta finales del siglo XIX cuando este principio comenzó a conocerse como la ley de Gresham.

Sin embargo, si no se les da la opción, y se les requiere aceptar todas las monedas, buena o mala, tenderán a mantener en su poder la moneda de mayor valor percibido, y le pasarán la mala a otra persona.

[3]​ El ganador del Premio Nobel Robert Mundell cree que la Ley de Gresham podría ser presentada con mayor precisión si se expresara como: "La moneda mala expulsa a la buena si se intercambian por el mismo precio".

Esto es que las malas prácticas pueden llevar a nuevos descubrimientos científicos, como si la posibilidad de un accidente diese más frutos que la aplicación correcta del método científico; o en un caso más amplio la rápida y popular proliferación de los ilusorios resultados de la pseudociencia o las ciencias ocultas sobre los datos científicos.

Los vendedores tienen un fuerte incentivo financiero para pasar todos los autos usados como buenos, especialmente los cacharros.

Retrato de Sir Thomas Gresham, comerciante y financiero inglés del siglo XVI , quien describió la ley y que le dio nombre
Adolphe Thiers