En un principio, el Ejército Rojo estuvo dividido en cuerpos numerados según circunstancias históricas y organizativas, en ocasiones de manera no consecutiva.
Entre 1930 y 1934, Chiang Kai-shek lanzó cuatro grandes campañas militares contra el PCCh, que pusieron al partido en una situación de gran debilidad, aunque sin llegar a derrotarlo.
Mientras tanto, un joven miembro del partido, Mao Zedong, dirigió el movimiento rural que consiguió poner bajo la dirección del Partido Comunista toda una extensa zona montañosa en las provincias sureñas de Jiangxi y Fujian, en torno a la ciudad de Ruijin.
Las tropas del Ejército Rojo se concentraron en la localidad de Yudu, junto al río homónimo, desde donde daría comienzo la Larga Marcha.
En aquel momento, no existía aún una idea clara de cuál iba a ser el destino final del viaje.
En este momento inicial, la Larga Marcha estaba integrada por unos 86.000 hombres, entre los que se encontraban 15.000 miembros no militares del partido.
Allí, el Ejército Rojo ocupó varias localidades pequeñas, en las que pudieron abastecerse de víveres y municiones.
Las numerosas pérdidas humanas y materiales tras la batalla del río Xiang habían afectado a la moral de los participantes en la expedición.
Este era un antiguo fugitivo que había sido colaborador del KMT antes de sumarse a la causa comunista.
He Long había reclutado prácticamente un ejército personal con el que llegaría a establecer un sóviet en la provincia de Hunan.
En Zunyi, los expedicionarios pasaron varios días descansando y planificando el futuro de la operación.
Tras la dura intervención de Zhang Wentian, otros miembros del partido, comenzando por Wang Jiaxiang tomaron la palabra y, uno tras otro, mostraron su apoyo a Mao.
Durante la Larga Marcha, fueron numerosas las reuniones y discusiones y algunos críticos ven en la interpretación oficial un ejercicio de propaganda a posteriori, que permitiría culpar a Bo Gu y Otto Braun de los fracasos anteriores al paso por Zunyi, como la batalla del río Xiang, reservando a Mao el prestigio como artífice de los éxitos posteriores.
El propio Chiang Kai-shek se había desplazado a Guiyang, la capital provincial de Guizhou, para dirigir las operaciones militares contra los comunistas.
Tropas nacionalistas venidas desde otras partes de China, unidas a ejércitos provinciales controlados por dirigentes locales estaban preparados para enfrentarse a los comunistas en el caso de que estos avanzaran hacia el norte, como se esperaba.
Las tropas nacionalistas, empeñadas en impedir el paso de los comunistas al norte se habían establecido en la zona fronteriza entre Yunnan y Sichuan, dejando desprotegida Kunming, la gran metrópoli del suroeste chino.
Además, Anshunchang estaba bastante cerca de la capital provincial Chengdu, desde donde Chiang Kai-shek podía enviar sus tropas con rapidez.
La satisfacción debida a la unión de los dos ejércitos se vio, sin embargo, empañada por la rivalidad personal entre Mao Zedong y Zhang Guotao.
Si bien Mao se había convertido en el hombre fuerte del partido, Zhang tenía de su lado la superioridad militar.
Junto a esta rivalidad entre los dos líderes por sus ambiciones de poder, las diferencias estratégicas acentuarían la división entre ambos.
La división estaba más motivada por el rechazo de ambos líderes a viajar juntos que por necesidades tácticas.
Las dos columnas mantenían contacto por telégrafo, y las discrepancias llevaron rápidamente a nuevos desencuentros que resultarían en la práctica división del Partido Comunista.
En este momento, Zhang Guotao parecía tener todas las opciones para liderar el Partido Comunista de China, mientras que Mao llevaba a sus hombres hacia un destino incierto, cruzando la zona más despoblada de toda la Larga Marcha.
De una manera u otra, los supervivientes del Primer Ejército se dirigieron finalmente a la zona controlada por Liu Zhidan.
La dureza del terreno y los enfrentamientos esporádicos con fuerzas nacionalistas continuarían causando bajas en las filas comunistas.
Liu Zhidan, pese a haber sido el salvador del Ejército Rojo, fue acusado de espiar para el KMT y fue hecho preso y torturado cuando los primeros integrantes del Ejército Rojo llegaron al sóviet de Shaanxi.
Liberado tras la posterior llegada de Mao a Bao'an, moriría en circunstancias nunca del todo aclaradas unos meses después.
Otto Braun, el único extranjero en el Ejército Rojo, permaneció en Shaanxi hasta 1939, cuando fue expulsado de China y volvió a la Unión Soviética; muchos años después escribiría feroces críticas a Mao desde la República Democrática Alemana.
Como Mao y Zhou, prácticamente todos los grandes líderes del Partido Comunista en las siguientes décadas serían veteranos de la Larga Marcha, tales como Zhu De, Lin Biao, Peng Dehuai, Liu Shaoqi o Deng Xiaoping, entre otros.
Una de las mayores diferencias entre la versión oficial del partido y algunos estudios críticos publicados en los últimos años se centra en si el grueso de las bajas en las filas comunistas se habría debido a muertes en combate o, por el contrario, a deserciones.