Otto Braun es además famoso por haber sido el único extranjero que participó en la Larga Marcha del Partido Comunista de China.
Entre 1926 y 1928 estuvo en prisión por sus actividades comunistas al servicio de la URSS.
En esta posición, Braun fue el único extranjero que participó en la Larga Marcha, el periplo por la China interior que habrían de seguir las tropas del Ejército Rojo en su huida del acoso al que se vieron sometidas por las campañas militares del Ejército de la República de China.
En 1954 volvió a su país, afincándose en la República Democrática Alemana, donde ocuparía cargos destacados en el mundo cultural del régimen comunista.
En 1972 publicó Chinesische Aufzeichnungen (1932-1939) ("Crónicas chinas [1932 - 1939]"), obra autobiográfica en la que recogía sus experiencias en el Gigante Asiático, ofreciendo una visión profundamente antimaoísta en una época en que el bloque soviético se encontraba enfrentado a la República Popular China.