Glicosilfosfatidilinositol

Los dos ácidos grasos del grupo fosfatidilinositol anclaran la proteína a la membrana celular.

Los aminoácidos cercanos al extremo C-terminal son muy hidrofóbicos y, cuando la proteína se ha sintetizado completamente, permanecen insertados en la membrana del retículo endoplasmático.

Una vez proteína y GPI ya están unidos, se inicia el transporte de estos a la membrana celular mediante transporte vesicular, pasando primero por el aparato de Golgi donde se dan unos últimos cambios para poder adaptar al ancoraje GPI al microdominio destino (habitualmente balsas lipídicas).

La gama de proteínas ancladas mediante GPI sugiere que este tipo de anclaje es bastante frecuente entre los eucariotas y particularmente abundante en protozoos;[2]​ las proteínas con anclaje GPI son, a nivel funcional, muy diversas e incluyen enzimas hidrolíticas, moléculas de adhesión, proteínas del sistema del complemento, etc.

Prácticamente todas las proteínas ligadas con anclaje GPI comparten una estructura básica y común a todas ellas que se conserva en la totalidad de las especies que han sido investigadas hasta el momento(Tabla 2).

En cambio, el residuo terminal reductor de glucosamina está enlazado mediante un enlace α1 - 6 glicosídico al grupo fosfatidilinositol (PI).

Las glicosilfosfatidilinositol (GPI) son uno de los casos raros en la naturaleza donde la glucosamina se encuentra tanto sin un grupo acetilo (como en la mayoría de los glicoconjugados) o con un sulfato (como en los proteoglicanos) modificando el grupo amino del carbono 2.

La presencia de esta modificación hace al anclaje resistente a la acción del PLC bacteriano específico para PI.

Los datos estructurales disponibles de lípidos sugieren que los enlaces de proteínas con GPI mediante inositol fosfoceramida sólo se encuentran en los eucariotas más sencillos, tales como Saccharomyces cerevisiae , Aspergillus niger , Dictyostelium discoideum , y T. cruzi.

Los anclajes glicosilfosfatidilinositol son moléculas complejas que incluyen enlaces amida, glicosídicos, fosfodiéster y los vínculos hidroxiéster entre sus diversos componentes.

A través de esta reacción obtenemos una escisión muy específica del enlace glucosídico entre la glucosamina y el inositol.

Sin embargo, actualmente se ha podido advertir que el aumento de movilidad de las proteínas ancladas al GPI no es debido por éste directamente, sino que es causado por sus interacciones con la bicapa lipídica.

Por otra parte, la mayoría de proteínas ancladas al GPI son enriquecidas en vesículas creadas por señales físicas o químicas, por lo que el GPI tiene un papel crucial a la hora de clasificar las proteínas que deben madurar.

Por este motivo, se cree que el GPI se encuentra estrechamente ligado con la rigidez de estos dominios y con la clasificación de las proteínas que deben transportarse desde el retículo endoplasmático.

Por consiguiente, el GPI no se considera vital para la supervivencia de la célula.

[1]​ Otros estudios sobre el parásito Trypanosoma brucei han permitido descubrir la importancia del GPI en su proceso de infección parasitaria.

[15]​ Estas proteínas son las encargadas de provocar cambios en el sistema inmunitario del huésped.

[16]​ Asimismo, las proteínas ancladas al GPI también pueden funcionar como receptores de toxinas y parásitos.

[17]​ De la misma manera, actualmente se cree que muchas enfermedades causadas por priones, como la enfermedad de las vacas locas o el Alzheimer, son causadas por endosomas con priones anclados a GPI.

Imagen 1. Estructura del anclaje GPI.
Tabla 1. Ejemplos de proteínas ancladas mediante GPI
Imagen 2. Estructura general de los anclajes GPI
Tabla 2. Estructuras representativas de anclajes GPI conocidos