De acuerdo al derecho y costumbre navarra del mayorazgo, como hijo segundón no le correspondía ninguna parte de los bienes troncales de la familia, por lo que como tantos situados en su misma posición, optó por emigrar para labrarse un futuro.
En 1707 retornó definitivamente a España, donde comenzó una carrera en la administración del estado.
No se sabe con certeza cual fue la razón de su distribución casi clandestina, pero se especula que la causa fuera que las ideas reflejadas en dicho libro contra las grandes compañías de comercio entraban en abierta contraposición con las ideas económicas del monarca Felipe V. Uztáriz no quiso poner en peligro su carrera en la administración del estado con la distribución de este libro.
Esta vez sí, la obra de Uztáriz alcanzó una amplia difusión y se convirtió en un clásico.
Voltaire mencionó a Uztáriz en su obra Essai sur les mœurs, como «el célebre Uztáriz, hombre de Estado, que escribió en 1723 para el bien de su país».
Uztáriz es también el único economista español citado por Adam Smith en La Riqueza de las Naciones (1776) [véase la p. 334 del Tomo IV de la traducción hecha en Valladolid en 1794 por Josef Alonso Ortiz].
En esta obra Uztáriz identifica la riqueza nacional con los metales preciosos, lo cual no es nuevo, pero añade que lo principal no es evitar la fuga de dichos metales mediante restricciones, sino hacer que entren y se queden a través de una balanza comercial favorable.
El remedio general es el fomento de las manufacturas y la reorganización del comercio.
Para Ustáriz, la causa de la decadencia española no era la emigración a las Indias, como decían otros, sino este comercio desfavorable.
Pedía que se estableciesen representaciones comerciales españolas en los principales puertos extranjeros.
Sostenía la necesidad de contar con una buena escuadra como apoyo y defensa del comercio.