Cuando Galatea rechazó al cíclope en favor de Acis, un pastor siciliano, Polifemo, celoso, lo mató aplastándolo con una enorme piedra.Desesperada por el dolor, Galatea transformó la sangre de su amante en el río Acis (en Sicilia).[4] Le siguió el poeta griego de Sicilia Teócrito, quien en torno al año 275 a. C. escribió sobre dicho amor sus idilios VI y XI.Pigmalión ya no sintió los helados labios de marfil sino una suave y cálida piel.Volvió a besarla y la estatua cobró vida, enamorándose perdidamente de su creador.