Con ello evitaba por un lado el embarazoso encuentro entre su mujer, Calpurnia, y su amante; y por otro, el incumplimiento de la ley que prohibía a un monarca extranjero residir en la ciudad.
Desde este lugar habrían huido Cleopatra y su hijo Cesarión al conocer el asesinato de Julio César.
Podemos apreciar que con el inicio del Renacimiento la nobleza y burguesía italiana mostraba a través de sus residencias y villas su poderío tanto social como económico.
[1] En el bello jardín de la villa se celebraban importantes fiestas con príncipes, poetas, artistas e incluso Papas.
Destacan sin duda los frescos que se extienden por fachadas y muros.
No llegó a realizarse y solo se construyó una mínima parte, aún visible, que atraviesa la Via Giulia.