Entró en él y fue acogida por las voces de unas doncellas invisibles que se pusieron a su servicio.A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido.Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido: es entonces cuando descubre que su esposo es Cupido.[6] Entonces, la diosa, rencorosa, le ordenó realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal.Pero antes de hacerlo, la Caña, por inspiración divina, le dijo a Psique que no contaminara las aguas del río con una muerte.Psique atendió a los consejos y furtivamente pudo conseguir un mechón de lana dorada.Al llegar cerca del manatial Psique comenzó de nuevo a desesperarse, pues la montaña y las aguas estaban defendidas por unas terribles serpientes y además las propias aguas, que sabían hablar, le disuadían de su hazaña ordenándole que se retirara.Psique subió a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte pero una voz que brotó de la torre la detuvo en el último momento y le indicó una ruta secreta que le permitiría entrar y regresar aun estando con vida, además de aconsejarle cómo engañar al perro Cerbero, contentar a Caronte y cómo cruzar los otros peligros de dicho sendero.Una vez allí, Proserpina, conmovida por su hazaña, dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Venus.Para su sorpresa del interior brotó un «sueño estigio», es decir, un vapor narcótico que sume en la amnesia a los muertos cuando llegan al Hades.
El matrimonio de Eros y Psique
, obra de
Boucher
, 1744