Junto a su padre, Louis-Abraham van Loo, realizó sus primeros trabajos destinados principalmente a la decoración pictórica de templos provenzales.
En la capital francesa ejecutaría varios lienzos para retablos y sería el encargado de restaurar las obras de Francesco Primaticcio en Fontainebleau.
En 1737 marcha a Inglaterra, donde Jean-Baptiste desarrolla definitivamente y con gran éxito su faceta de retratista.
Su repentina vuelta a París por motivos de salud en 1742, truncó su trayectoria como pintor de la aristocracia inglesa, falleciendo en 1745.
Otra de sus discípulas sería Françoise Duparc, pintora de origen hispano-francés que lo tuvo como maestro durante su etapa inglesa.