Una parte sustancial de su vida se relaciona con la adhesión y militancia en el peronismo.
[12][13] Entre sus canciones más populares se encuentran «Ding dong estas cosas del amor» (con su novia Carola), «O quizás simplemente le regale una rosa», «Fuiste mía un verano», «Ella ya me olvidó», «Quiero aprender de memoria», «Mi tristeza es mía y nada más», «Para saber cómo es la soledad» (de Luis Alberto Spinetta), «Mi amante niña mi compañera», «Ni el clavel ni la rosa», «La foto de carnet», «No juegues más», «Chiquillada» (de José Carbajal) y «La cita».
Vivió en un barrio pobre y complicado, donde soportó el temprano abandono de su padre.
[16] Pasó gran parte de su infancia internado; conflictivo, siempre escapó o se le expulsó.
Estudió un tiempo como seminarista y más tarde intentó en la Marina: duró poco y se marchó con el mismo uniforme que luego utilizó para pedir limosnas en la estación Retiro de ferrocarril.
Además, estuvo un tiempo casada con el primer actor Horacio Torrado, quien también ayudó en su carrera artística.
Entre los cabecillas de este nuevo cine en los años sesenta estaba su buen amigo Torre Nilsson y Fernando Ayala.
Fue entonces cuando, quizá motivado por las trabas económicas que el cine le estaba significando, decidió lanzarse sorpresivamente al canto profesional, cosechando un éxito que le permitió en numerosas oportunidades solventar gran parte de sus películas.
De una vida más bien tranquila como director, pasó a un mundo mediático, lleno de fanáticos y conciertos continuados; tanto le atochó la fama que llegó a encerrarse durante meses en su departamento.
[19] Comenzó entonces una gira por América Latina, donde vivió casi dos años junto a su familia.
De regreso a su natal Argentina, retomó su carrera como realizador cinematográfico filmando Gatica, el Mono (1993), y continuó paralelamente la de cantautor, esta vez en giras más cortas debido al tiempo que le demandaba el cine.
En la ocasión se produjo un grave enfrentamiento armado entre sectores internos del peronismo, conocido como la masacre de Ezeiza.
Debió buscar refugio de los disparos tendiéndose en el piso del palco.
Debido a este hecho Vaner tuvo que exiliarse con los hijos de ambos en España.
[30] En 1976, ya instalada la dictadura cívico militar, el mismo Favio debió exiliarse como lo hizo la mayoría de la gente relacionada o amenazada en esa época, para volver recién en 1987.
En 2009, con motivo de la edición en DVD de su miniserie documental Perón, sinfonía del sentimiento, expresó al diario argentino Página/12: Favio actuó en el peronismo sin circunscribirse a ninguno de sus sectores internos ni desempeñarse como funcionario, aunque manteniendo relaciones habituales con el Padre Mugica (asesinado en 1974 por la Triple A), un referente ineludible del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, y también con los sindicatos, con los que siempre mantuvo un vínculo estrecho.