Se trataría de un bosque o una foresta virgen, que por lo general se refieren al bosque atlántico, del que hoy sólo quedan pequeñas manchas a causa de la acción humana.
La palabra fraga, según la RAE, deriva del latín tardío fraga, plural de fragum, 'lugar quebrado y escarpado', y este derivado regresivo del latín fragrōsus 'quebrado, escarpado'.
Sería lo que se denomina fase clímax en la sucesión ecológica de los ecosistemas.
El estado más o menos ideal al que apuntan los cambios de sucesión del ecosistema se llama clímax.
Las fragas son generalmente ejemplos de la fase clímax del bosques atlántico europeo y se distinguen por sus ecosistemas de elevada biodiversidad, especialmente en lo que respecta a la flora.
Por lo general, roba terreno al carballo gracias a medrar más rápidamente y proporcionar fruta para el consumo humano.
Son árboles menos comunes el tejo, que por la acción humana, ya es muy escaso en Galicia, excepto en las montañas orientales; el manzano silvestre, ya es muy raro, y el a serval de los cazadores, que aparece solamente en zonas altas.
En las riberas el árbol dominante es el alno (también llamado aliso común), que soporta bien las situaciones de anegamiento, ya que se sustentan en las márgenes de los canales impidiendo su arrastre por las crecidas.
El bosque está encajado en un valle cerrado y profundo, por el que corre el río Eume.
El bosque tradicional atlántico se conservó en buenas condiciones en las laderas de las montañas en todo su esplendor hasta el año 2012, siendo considerado uno de los mejores bosques atlánticos termófilos del continente europeo.
Las fragas se encuentran en otras partes de la Europa atlántica como la costa francesa o en las islas británicas, e incluso en la Europa continental serían lo que se llaman bosques de hoja ancha, caducifolio o mixto.
El haya (Fagus sylvatica) es un árbol dominante en muchas fragas de Europa, pero no es común en Galicia.
Además en las zonas boreales y de alta montaña se encuentran coníferas mezcladas con especies caducifolias.