Por su tipo de vegetación, la Polinesia Francesa se encuadra dentro del reino floral paleotrópico.
Entre los arbustos destacan la tiaré (emblema de Tahití), el hibisco, el plumeria, la buganvilla, la gardenia, el jazmín y la adelfa.
En cambio, las islas del archipiélago Tuamotu, como Fakarava o Rangiroa, son todas atolones con arrecifes, a excepción de Makatea que es una isla alta.
Los humanos introdujeron numerosas especies, ya sea por sus usos, por ser comestibles o por ornamentación.
Estas poblaciones polinésicas trajeron consigo plantas comestibles como el cocotero, el mape, el árbol del pan o uru, el ñame, la caña de azúcar, el banano y la pomarrosa.
Además de otras flores ornamentales, ya que hasta el momento los tahitianos sólo conocían la tiaré y la pua-kenikeni.
Otras plantas también endémicas incluyen Pritchardia pericularum, Serianthes rurutensis, Macaranga raivavaeensis, Nicotiana fatuhivensis, Acalypha raivavensis, Lepinia taitensis, Erythrina tahitensis, Chamaesyce atoto, Pittosporum raivavaeense, Sophora mangarevaensis y Cyrtandra nukuhivensis.
Copeland descubrió que los helechos de la familia Hymenophyllaceae y las Rubiaceae, existentes hoy en día en la Polinesia, tienen un origen antártico.
El naturalista británico Joseph Banks acompañó en 1769 al explorador James Cook en su viaje a bordo del HMB Endeavour por el océano Pacífico sur, y se le considera el primero en estudiar la vegetación tahitiana.
Los bosques tropicales secos se encuentran especies de los géneros Hibiscus, Pandanus, Thespesia y Cordia.
En las cimas montañosas se localizan Metrosideros collina, Vaccinium cereum, Styphelia tameiameiae y especies de Bidens.
[14] Las plantas vasculares que habitan en los atolones deben aguantar fuertes vientos constantes así como suelos pobres en nutrientes.
Por lo general, son árboles resistentes a las sequías como las especies de Pandanus y Cocos.
Entre las raíces de estos árboles hay un ecosistema único, ya que ofrecen protección a aves y peces.
[10] No obstante, en las últimas dos décadas las áreas cubiertas por manglares se han visto enormemente reducidas.
[1] No existe un estudio exhaustivo sobre las algas de las Islas, pero las más comunes son Acanthophora spicifera, Actinotrichea fragilis, Amphiroa fragilissima, Avrainvillea erecta, Boodlea kaeneana, Caulerpa racemosa, Caulerpa serrulata, diferentes especies de Ceramium, Cheilosporum acutilobum, Chnoospora implexa, Cladophora patentiramea, Codium geppiorum, Codium fragile, Colpomenia sinuosa, Dictyota bartayresiana, Dictyota friabilis, Dictyota hamifera, Enteromorpha flexuosa, Galaxaura fasciculata, Grateloupia filicina, Halimeda incrassata, Halimeda opuntia, Hydroclathrus clathratus, Hypnea pannosa, Hypnea spinella, Lithophyllum kotschyanum, Neogoniolithon frutescens, Padina boryana, Peyssonnelia inamoena, Rosenvingia intricata, Sargassum mangarevense, Spyridia filamentosa, Symploca hydnoides, Turbinaria ornata y Ulva lactuca.
[16] La agricultura no presenta una amenaza medioambiental mayor ya que sólo un 6.28% del terreno es arable.