[4] No obstante estas tradiciones, se puede afirmar que en la época pre-helenística el interés de los intelectuales de la antigua Grecia por el mundo hebreo había evolucionado hacia una indiferencia sustancial[5] que irá cambiando hasta regresar, entre los intelectuales griegos del siglo IV a. C. un clima de abierta simpatía.
[5] En tiempos del Imperio Romano, aunque se les había concedido el estatus de religión autorizada (religio licita) algunos romanos los miraban con recelo por su monoteísmo, sus costumbres religiosas y su tendencia al aislamiento.
[6] Destaca la “apertura sin vacilación”[7] y el favor expreso por parte de Julio César.
En 1959 se organiza en la Biblioteca Nacional de Madrid una gran Exposición bibliográfica sefardí y cinco años después se lleva a cabo un proyecto que la Segunda República no llegó a realizar: transformar en museo sefardí la sinagoga del Tránsito de Toledo.
No obstante, el cuerpo diplomático hizo caso omiso de las órdenes.