Solamente en América Latina, se estima que hubo un aumento del 160% de muertes relacionadas con el estrés térmico en el período 2000-2021.
[1] El confort térmico lo podemos definir como la sensación de bienestar que se experimenta cuando la permanencia en un ambiente determinado no exige esfuerzos desmesurados a los mecanismos de que dispone el organismo para mantener la temperatura interna en 37 °C.
Entendemos por estrés térmico la presión que se ejerce sobre la persona al estar expuesta a temperaturas extremas y que a igualdad de valores de temperatura, humedad y velocidad del aire, presenta para cada persona una respuesta distinta dependiendo de la susceptibilidad del individuo y su aclimatación.
Aun cuando la temperatura no sea muy elevada, el estar muchas horas expuesto, provocaría la acumulación de calor en cantidad peligrosa.
La aclimatación puede definirse como la disminución del coste fisiológico que implica una determinada exposición cuando esta se repite varios días sucesivos.
Durante la exposición al calor, la persona no aclimatada presenta una elevada temperatura rectal, alto ritmo cardíaco y baja perdida de sudor.
La aclimatación es un proceso complejo en el que participan el aparato circulatorio (aumentando el gasto cardíaco, elevando el volumen/latido, ya que se reduce la frecuencia cardíaca máxima), el sistema endocrino (aumenta la aldosterona para elevar la volemia, volumen de sangre y plasma circulante) y las glándulas sudoríparas que segregan más cantidad de sudor y con menos sodio.
Todo esto ayuda a disipar el calor mediante la vasodilatación cutánea y la sudoración.
La vasodilatación cutánea y la hipovolemia por la sudoración profusa puede reducir la precarga al corazón hasta provocar hipotensión ortostática.
Es una reacción sistémica secundaria a la depleción de agua y sales por sudoración profusa cuando esta no se repone adecuadamente.
Es un cuadro clínico complejo caracterizado por una hipertermia incontrolada que causa importantes lesiones en los tejidos.
Asimismo, es importante que se renueve el aire, no la simple recirculación del mismo.