Escultura griega arcaica

Durante mucho tiempo, el período homónimo donde se enmarcó este período artístico fue considerado una mera etapa de transición hacia el clasicismo, sin embargo, actualmente se la ve como una época de intensa actividad intelectual, política y artística, durante la cual se realizaron diversos progresos decisivos en torno a la consolidación de la cultura griega como un todo;[3]​ en este contexto, la escultura representó en sí misma un vehículo de significados específicos y fundamentales para la naciente sociedad.

[4]​ Iniciada con representaciones muy simplificadas del cuerpo humano —adaptadas a la forma cilíndrica del tronco de un árbol—, la escultura del periodo arcaico, en sus etapas finales, alcanzó altos niveles de calidad estética y complejidad formal, lo que indica una transición desde una cultura prácticamente anicónica a otra donde lo visual y la figuración predominaba, dejando un amplio y seminal repertorio de tipos y modos de representación, con la figura humana en una posición privilegiada.

Sus formas son bastante más elaboradas y naturalistas que las cicládicas, pero presentan la misma tendencia hacia la frontalidad.

La ubicación de Dédalo en esta época sin embargo, parece haber sido una elaboración posterior de la tradición, y es más plausible que él haya sido un escultor del siglo VII a. C..

[18]​ Su escultura fue probablemente influenciada por el arte de los invasores, quienes trajeron consigo una tendencia analítico-conceptual de realizar las obras en diferentes secciones y formas esenciales, siendo casi exclusivamente siluetas -un triángulo para el torso, un círculo para la cabeza, y así sucesivamente.

En el caso de las figuras humanas, las distinciones de género son esquemáticas: los hombres se encuentran desnudos y las mujeres vestidas; en casos excepcionales, estas últimas pueden estar semi-desnudas mostrando el torso y no los genitales.

La literatura comenzó a resurgir encontrando a sus primeros grandes exponentes en Hesíodo y Homero, mientras que la filosofía investigaba nuevas formas de entender el mundo y el hombre bajo una perspectiva racionalista, en la que las explicaciones sobrenaturales para los fenómenos naturales fueron cambiadas por la búsqueda de causas más científicas.

Detalle del Jinete Rampin , c. 550 a. C., Atenas
Escena de sympósion , c. 575-500 a. C., Templo de Atenea en Assos.