Nunca se podrá llegar a conocer la realidad tal como es pues siempre, al conocer algo, ordenamos los datos obtenidos de la realidad (aunque sean percepciones básicas) en un marco teórico o mental.
Así, la ciencia y el conocimiento en general ofrecen solamente una aproximación a la verdad, que queda fuera de nuestro alcance.
Von Glasersfeld mantiene que la realidad ontológica no puede reducirse a una interpretación racional.
Estos bloques derivan únicamente de la experiencia individual y luego se pueden ajustar intersubjetivamente.
Esta visión entra en conflicto con una serie de problemas conceptuales, por cuanto ignora la infinita complejidad del mundo.
Aún más, la observación detallada demuestra que en la práctica, la cognición no funciona de esa manera.
Mediante este concepto de viabilidad (fit) del conocimiento se indica que este no puede ser interpretado como una representación de la realidad, sino más bien como la llave que abre diversos caminos para el hombre.
De alguna manera, al sujeto no le interesa controlar la cosa: solo le interesa compensar las perturbaciones que siente que esa cosa representa para sus metas y por lo tanto, lo hace capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes.
Existe también vinculada al constructivismo una rama en matemáticas, fruto de la reflexión sobre su naturaleza (como el neerlandés L. E. J. Brouwer), o sobre la asimilabilidad del lenguaje matemático (Michael Dummett, en el ámbito de la filosofía analítica británica).
Aunque la expresión fue acuñada por James Mark Baldwin, se popularizó a posteriori gracias a la acepción y elaboraciones de Jean Piaget, quien en 1967 presenta las epistemologías constructivistas en su célebre artículo «Lógica y conocimiento científico» de la Encyclopedia Pléiades.
De este modo, aunque habría quienes proponen como traducción más apropiada del concepto piagetiano el de epistemología genésica,[2] el consenso histórico, editorial y académico, lo encumbra como Epistemología Genética.
Así, por ejemplo, para el constructivismo la ciencia no ofrece una descripción exacta de cómo son las cosas, sino solamente una aproximación a la verdad, que sirve mientras no se disponga de una explicación intersubjetivamente más válida.