En 1939 se trasladó a Estados Unidos, donde continuó viviendo el resto de su vida.
En 1949, trabajó en la Langley-Porter Clinic de San Francisco como investigador en psiquiatría y comunicaciones.
Esto explica como Jackson y sus asociados aplicaron los conceptos batesonianos a la investigación interaccional en temas como el alcoholismo y esquizofrenia, dándole un nuevo enfoque al tratamiento de tales problemas.
Como él mismo admite, Bateson es enormemente incomprendido y la inconvencionalidad de su estilo puede llegar a ser chocante para algunos.
En su momento llegó a tener una gran influencia en el pensamiento estadounidense, aunque nunca tuvo un claro reconocimiento por parte los círculos académicos de dicho país.
Con su trabajo, Bateson logró conjugar la neurolingüística con la psicología del lenguaje, o psicolingüística, para construir un nuevo modelo experimental y buscar una meta común: formular una teoría sistémica de la comunicación y, con base en ella, fijar las bases para la creación de una clínica sistémica.
Desde esta perspectiva, en lugar de preguntarse por el pasado de la persona para justificar su comportamiento presente, se pregunta por cómo está constituido su contexto interpersonal actual para que su conducta tenga sentido o sea coherente con la situación.
Un sistema se considera complejo cuando en él operan una gran cantidad de variables difícilmente predecibles.
De acuerdo con lo anterior, un sistema define, con cierto orden, la respuesta a determinadas situaciones, teniendo en cuenta todos los elementos implícitos en ella y su carácter aleatorio, de la misma manera en que funcionan las relaciones interpersonales.