Se ha propuesto usar un nombre más neutral para esta dinastía, Nerva-Antonina o bien Ulpio Aelia.
Al respecto, investigadores como Alicia Canto,[6][7] o posteriormente François Chausson, descartan la idea de "elección del mejor" como propaganda dinástica.
En efecto, los Antoninos estaban emparentados por sangre con sus hijos adoptivos, que solían ser su heredero varón más próximo.
El imperio seguía constituyendo, como con los Julio-Claudios,[8] los Flavios[9] o posteriormente los Severos, un bien patrimonial que sería legado al pariente menos alejado.
Más grave si puede ser es que ninguna legión guardaba las fronteras: las reservas estratégicas del Imperio eran en esta época los 5500 soldados de la VII Gemina asentada en la Tarraconense (norte de España).
Estas cifras son impresionantes, porque no debemos olvidar que todos ellos formaban parte del ejército regular y permanente, para hacerse una idea de la comparación, en Francia serían 240.000, tomando el porcentaje de la población total.
Estos factores acentúan las divergencias entre los diferentes ejércitos romanos, lo que, en el siglo siguiente, será motivo de problemas notables.
Única excepción a esto es que los cuerpos auxiliares, menos controlados, están acantonados lejos de sus hogares.
A un lado de los auxiliares, las nuevas unidades "bárbaras" hacen su aparición con Adriano: los numeri (numerus en singular).
Tras la segunda guerra púnica, Roma no ha dejado de expandir su territorio, conquistando la Galia, Egipto y demás.
En 101 el rey Decébalo, vencido ya por Domiciano, urdió una trama de alianzas con los roxolanos y los bures.
A principios del año 114, Trajano atacó Armenia y puso en fuga al rey impuesto por los partos.
Tras la primavera, Trajano reemprendió la conquista y llegó a las orillas del golfo Pérsico.
Los judíos difundieron sus órdenes en las tierras anexionadas, y Trajano quedó atrás para conservar sus conquistas.
La guerra parta, fracaso evidente, ha probado dos cosas: de un lado, que no se ha podido conquistar la Partia - que por otra parte sólo estaba formada de desiertos áridos donde las tropas romanas, cuyo núcleo es la infantería, no sirven de gran cosa -; esta primera conclusión induce a otra: el Imperio en adelante estará limitado inevitablemente al este por el Imperio parto, y el otro dato que arroja la guerra es que Roma ha alcanzado su máxima extensión, al menos con su ejército de 300 000 soldados.
Designa en efecto las inmediaciones al límite, no fijado, del territorio romano, e igualmente una línea para el ataque y contraataque, con rutas que se internan en territorio enemigo.
El limes se hace defensivo a partir del momento en que no designa ya un límite no fijado sino una frontera que sirve de defensa contra los bárbaros.
Como debe defender al Imperio contra los enemigos, se dota al limes de defensas, escalonadas, con campamentos y una ruta de desvío que permite llevar rápidamente a las tropas a un lugar amenazado.