Se formó una Convención Constituyente que produjo una ley electoral y un borrador de constitución.
Un 63% del electorado votó a favor de la nueva constitución, que preveía un gobierno con una Asamblea General y un Tribunal Supremo con jueces nombrados por el presidente.
El presidente ecuatoguineano aprovechó este pretexto para acabar con toda la oposición e instaurar una siniestra dictadura.
Toda esta situación se tradujo en una crisis diplomática entre España y Guinea Ecuatorial.
En 1980 se firmó el Tratado de Amistad y Cooperación, en cuyo marco se han celebrado ya doce comisiones mixtas que cubren todo el espectro de las relaciones bilaterales entre los dos países, prestando especial atención a la cooperación al desarrollo.
Recientemente, en julio de 2001, se ha inaugurado el Centro Cultural Español en Bata, a través del cual se podrá extender la cooperación cultural a la región continental de Guinea Ecuatorial».
[6] Durante dos décadas esas relaciones se plasmaron -entre otros- en la promoción de un dinámico proyecto binacional, el Centro Cultural Hispano-Guineano, cuya herencia[7] recae actualmente en el Centro Cultural de España en Malabo (2003) y en Bata, los cuales -conforme al III Plan África- «se han consolidado en los últimos años como instituciones de referencia en Guinea Ecuatorial».