Emaús Nicópolis

[4]​ Ese nombre fue helenizado, tal vez durante el siglo II a. C. y se encuentra en la literatura judía antigua bajo las formas: Ammaús, Ammaúm, Emmaús, Emmaúm, Maús, y Amahúm: Άμμαούμ, Άμμαούς, Έμμαούμ, Έμμαούς, אמאוס, אמאום, עמאוס, עמאום, עמוס, מאום, אמהום… A causa de su posición estratégica, Emaús jugó durante ciertas épocas de la historia un papel administrativo, militar y económico importante.

Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado”.

A principios del siglo III d. C. el sabio escritor de origen romano Julio Africano (Julius Africanus) vivía y trabajaba en Emaús.

Sobre el lugar de la aparición de Cristo resucitado fue erigido un gran complejo eclesiástico que recibía a numerosos peregrinos, y cuyas ruinas han sobrevivido hasta hoy.

Guillemot (1880-1887),[14]​ así como gracias a las revelaciones recibidas por Santa Mariam de Belén, una santa local, religiosa del Carmelo de Belén, a quien Jesús mismo indicó que Amuás era el Emaús del Evangelio.

Las excavaciones arqueológicas se efectuaron en Emaús a partir de finales del siglo XIX: Clermont-Ganneau (1874), J.-B.

Guillemot (1883-1887), los frailes dominicos L.-H. Vincent y F.-M. Abel (1924-1930),[15]​ Y. Hirschfeld (1975),[16]​ M. Gichon (1978),[17]​ M. Louhivuori, M. Piccirillo, V. Michel, K.-H. Fleckenstein (desde 1994).

En los alrededores de Emaús se encontraron igualmente inscripciones en hebreo, samaritano, griego y latín, grabados en piedras.

[19]​ Así, Flavio Josefo narra en La guerra judía (4, 8, 1) que Vespasiano instala a la V Legión Macedónica en Emaús.

En 1878, Santa Mariam de Belén (Mariam Baouardy) recibió una revelación en la que Jesús le indicaba Amuás como el verdadero Emaús del Evangelio, después de lo cual el lugar santo fue comprado por las carmelitas a los musulmanes.

La Basílica Bizantina de Emaús Nicópolis (siglo V-VII d.C.), restaurada por los cruzados durante el siglo XII
Bautisterio Bizantino en Emaús Nicópolis
Mosaico bizantino en Emaús Nicópolis