Elecciones internas de Uruguay de 1982

Los militares detentaban el poder, y pretendían perpetuarse en el mismo, pero buscaban la manera de legitimarse entre la ciudadanía.Es de destacar que en 1976, días antes de la caída del dictador Juan María Bordaberry, en una tensa reunión donde el mismo pretendía suprimir para siempre los partidos tradicionales e instaurar un estado corporativo, los militares, con el general Gregorio Álvarez a la cabeza, sostuvieron vehementemente la vigencia de los partidos en Uruguay: "Uruguay es poncho y sobretodo, Peñarol y Nacional" (en alusión al poncho de Aparicio Saravia y al sobretodo de José Batlle y Ordóñez, símbolos de los partidos tradicionales).Además, en un contexto internacional dominado por la Guerra Fría, existía entre los militares una ideología anticomunista, que consideraba un peligro para la patria y la soberanía la presencia de cualquier infiltración del bloque soviético; y querían ver renacer a la vida pública a los históricos partidos uruguayos, pero "liberados del flagelo comunista".Se estima que, de hecho, gran cantidad de frenteamplistas se volcaron a sufragar por las opciones menos conservadoras de los partidos tradicionales, en particular la lista ACF del Partido Nacional y la Corriente Batllista Independiente del Partido Colorado.Así las cosas, en cada partido tradicional triunfó la opción más claramente opositora al militarismo, y los uruguayos volvieron a vivenciar su apego a las divisas tradicionales.