[2] Germán Areta es un investigador privado que tiene una oficina situada en las cercanías de la Gran Vía madrileña.
Francisco Medina, empresario ponferradino, contrata a Areta para que investigue la desaparición de su hija Isabel.
[4] No obstante, no puede hablarse de una mera imitación, existiendo una diferencia clara entre las películas estadounidenses y ésta, algo que se constata por ejemplo en la relación entre la pareja protagonista que, como señala Alarcón, recuerda más a las películas anteriores del director que a otras pertenecientes al género negro como podrían ser Fuego en el cuerpo de Lawrence Kasdan y El cartero siempre llama dos veces de Bob Rafelson, estrenadas en el mismo año que El crack.
[14] Tras decidir aceptar un nuevo proyecto de este género, Garci propone coescribirlo a Horacio Valcárcel cuando su anterior coguionista desestimó participar.
[16] La producción comenzó en 1980, año en que Garci fundó su productora Nickel Odeon junto con José Estaban Alenda.
[18] En entrevistas recientes, Garci afirma que esta película no consigue ser el cine negro de los años cuarenta y cincuenta estadounidenses.
[14] Garci siempre quiso que el actor Alfredo Landa interpretara a Germán Areta.
[19] El propio actor afirmó sentirse con miedo ante el rechazo del público por su cambio de registro, y creía que no le tomarían en serio en un género[1] al que no estaba acostumbrado.
[12] En un principio Garci quiso para la banda sonora Dolannes melody de Jean-Claude Borelly, pero la dificultad para hacerse con los derechos hizo que el director acabara desistiendo.
Tiempo después en Málaga, Garci escuchó Merci, Chérie de Udo Jürgens en un bar, se la imaginó interpretada al piano por Jesús Gluck y consiguió los derechos.
[14] A Gluck le acompañaron José Oliver con la flauta y Fernando López con la guitarra.
[1] Las críticas actuales también son bastante positivas, en Fotogramas se afirma que en ella se combina «una controlada interpretación de Alfredo Landa en la piel del detective Germán Areta y el eficaz manejo de tópicos del guion»,[1] aunque otros críticos recientes lo valoran negativamente por sus grandes diferencias con el cine negro estadounidense.
[29] La primera comercialización en VHS fue de Polygram video, que distribuyó durante los años 1980 en este formato la película.
[34] Esta película junto las anteriormente mencionadas resultan imprescindibles a la hora de comprender el cine negro en España por parte del público y los estudiosos.