Acmé

Acmé (del griego άκμή) en su origen significa ‘la punta, o el filo de un objeto’ y, en sentido figurado, el momento en que algo está en su máximo esplendor.

Muy usado en las investigaciones del mundo antiguo, y únicamente cuando se desconocen las fechas exactas de su nacimiento o muerte.

Aplicado a una civilización, el concepto evoca su apogeo, su cenit, su punto de mayor expansión, esplendor, y éxito.

Conviene sin embargo señalar que ello es un mero indicador, y no un criterio fiable y firmemente establecido, pues la doxografía ha tenido tendencia a «arreglar o manipular» los períodos del acmé para que allí se incluyan los acontecimientos más remarcables de la vida de una persona (eventos políticos destacables, muerte del maestro, encuentro con algún discípulo importante…).

En idioma francés, el término «acmé» surgió en 1751 en el área médica, para designar el grado más alto de intensidad o incidencia de una enfermedad (y ciertamente ello aún es usado en este sentido, así como en el dominio psicológico —véase el artículo sexualidad infantil, donde se expresa esta descripción evoca en todos los adultos el acmé placentero del coito genital—).

En 1911, en Rusia se formó un movimiento literario denominado acmeísmo, cuyos máximos exponentes fueron los poetas Nikolái Gumiliov, Anna Ajmátova y Ósip Mandelshtam.