Por otra parte, también el coronel Bernardino Labayru –nombrado jefe de la Casa Militar al asumir el nuevo gobierno- apoyó a Busso, que había estado asociado en la escribanía del padre del militar.
Pasadas las primeras semanas se delinearon en las filas del gobierno dos líneas políticas, una de los autodenominados “demócratas”[6] o liberales, que eran entre moderados y conservadores en sus concepciones socioeconómicas y tenían a Busso como su expresión más fuerte en el gabinete.
Los partidos políticos apoyaban la línea de Busso con la sola excepción de la Unión Federal Demócrata Cristiana, un partido que había sido creado apresuradamente para reunir a simpatizantes nacionalistas, que respaldaba a Villada Achával.
La frágil salud de Lonardi era un factor que tornaba inestable el equilibrio entre las dos tendencias.
Al ser nombrado para el cargo pidió que se le juzgara por su actos del presente y no por las notaciones de un archivo arcaico”.
Villada preparó un decreto devolviendo Crítica a sus anteriores dueños, los Botana, como estaba haciendo el gobierno con otros medios que habían integrado la excadena oficialista, pero Busso lo venía demorando.
Villada lo atribuía al propósito de beneficiar a Clarín , cuyo director propietario Roberto J. Noble era cuñado del ministro.
Los jefes militares no deseaban el alejamiento de Lonardi y consideraban posible llegar a un acuerdo con éste.
El gabinete fue parcialmente renovado, se mantuvo la separación entre Justicia e Interior y Busso fue nombrado en este último ministerio.
Acuña afirmaba que los dos funcionarios, quienes además eran directores y accionistas de la firma Vlasov, habían influido para que se nombrara a Luis María Bunge Campos como nuevo juez a cargo de ese juicio, en el cual había importantes intereses económicos en juego.