Trabajó como camarera en un pequeño restaurante que tenía su padre en Hollywood, trataba diariamente con actores, directores y guionistas.
Arzner consolidó este éxito con otras dos películas de la era del jazz, Un beso a media luz (Ten Modern Commandments, 1927) y No lo dejes escpar, (Get Your Man, 1927) —ambas perdidas—.
Su prestigio como cineasta creció con sus siguientes películas, sobre todo La loca orgía (The Wild Party, 1929) y el drama Hacia las alturas (Christopher Strong, 1933), en la que intervino una jovencísima Katharine Hepburn.
Pero quizá su mayor éxito fue La mujer sin alma (Craig's Wife, 1936) con la también joven Rosalind Russell como protagonista.
Sin embargo, los estudios feministas la recuerdan sobre todo por Baila, muchacha, baila (Dance, Girl, Dance, 1940), en la que Maureen O'Hara y Lucille Ball interpretan a dos bailarinas de variedades que luchan por la independencia económica y la expresión personal.
Su amiga Joan Crawford, que estaba casada con un directivo de Pepsi-Cola, le pidió varios anuncios publicitarios para la empresa.
Dorothy Arzner nació en San Francisco, California, el 3 de enero de 1897 pero, junto con sus padres, Louis y Jenetter Arzner, se mudaron a Los Ángeles, donde el padre abrió un restaurante prestigioso junto a un teatro en Hollywood.
[2] Arzner se pasó la infancia tratando con actores y actrices que venían al restaurante, así como Maude Adams, Sarah Bernhard, David Warfield, etc. pero no se sintió nunca atraída por pertenecer al mundo del cine.
Quería ser como Jesús: "Curar a los enfermos y levantar los muertos", al instante, sin cirugía, píldoras, etcétera'.
Aun queriendo dejar al margen su vida privada, de la que no se sabe mucho, nunca ocultó su orientación sexual ni su identidad; vestía con ropas poco convencionales para una mujer de aquella época, casi siempre con pantalones, corbata y chaqueta, o vestidos rectos.
Mientras vivieron en Hollywood, Arzner siguió activa y asistió a varios eventos cinematográficos; se veía con celebridades como Billie Burke, con quien tenía muy buena relación.
Arzner se pasó siete años escribiendo guiones, editando y haciendo el montaje de películas.
Además, Schulberg le ofreció la obra The best dressed woman para que en hiciera un guion y en dos semanas tuviera ya el estudio de grabación preparado.
[6] Tal como añadía Arzner en una entrevista con Karyn Kay y Gerald Peary: "nunca tuve ningún problema por el control sobre las fases de la producción.
"[3] La primera película que Arzner dirigió, La reina de la moda en 1927 en la Paramount, está basada en The best dressed woman y protagonizada por Esther Ralston, quien había dado el salto a la fama tras su actuación en Peter Pan (1924).
Hollywood no volvería a tener una designación como aquella en una película hasta mucho tiempo después.
La última película muda que Arzner dirigió fue Manhattan Cocktail (1928), un melodrama humorístico protagonizado por una de las estrellas más nuevas, Nancy Carroll.
Arzner, sin embargo, supo manejar la situación y se hizo construir un micrófono que fuera atado a una caña de pescar para seguir a Bow discretamente y que se pudiera mover libremente por el escenario.
La loca orgía sería citada a menudo como un trabajo clave en la filmografía de la directora.
[7] En una entrevista, Arzner confesó que intentó trabajar con Dietrich en más de una ocasión, pero no lo conseguía.
La productora RKO Radio Pictures la contrató para dirigir una película con una nueva estrella emergente, Katharine Hepburn.
Al cabo de dos años, volvió a firmar contrato con Harry Cohn para dirigir La mujer sin alma (Craig's wife, 1936) con Rosalind Russel como protagonista.
[7] Sin embargo, este hecho no supuso que se retirara del trabajo en absoluto.
No sólo trabajó con Clara Bow, sino también con actrices del momento como Katharine Hepburn, Sylvia Sidney, Claudette Colbert, Rosalind Russell, Merle Oberon, Joan Crawford, Maureen O'Hara, etc.[8] La loca orgía (The Wild Party, 1929) es una evidencia del pensamiento que Dorothy Arzner quiso transmitir a lo largo de su carrera.
La primera película en sonoro para Arzner, trata de una chica universitaria, Clara Bow, que desprende una actitud muy desenfrenada en respeto a la vida.
[4] También encontramos personajes como Lady Cynthia, interpretada por Katharine Hepburn, una aviadora que rompe las normas clásicas de comportamiento de una mujer, en Hacia las alturas (Christopher Strong, 1933); o a una bailarina que lucha por hacerse un lugar en el mundo profesional en la película Baila, muchacha, baila (Dance, Girl, Dance, 1940); o a dos hermanas, en la película Working girls, que marchan a Nueva York para poder encontrar trabajo, pero terminan tomando malas decisiones como irse con los hombres equivocados.
La directora aprovechó esta complejidad para enfrentarse a los códigos establecidos de la comedia o los melodramas y extraer una crítica.
En la actualidad el arquetipo se suele asociar a un personaje que constantemente cruza la línea entre la maldad y la bondad, ocurre sin escrúpulos.
En 1984 se publica el ensayo Missing in action: Notas of Dorothy Arzner hecho por Beverle Houston.
1500)[2] como tributo por la su extensa y exitosa carrera en el mundo del cine, siendo la única mujer en su momento de conseguir tales metas.