La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha clasificado a la raya eléctrica ocelada como especie menos preocupante.
Los ictiólogos estadounidenses David Starr Jordan y Charles Henry Gilbert describieron la raya eléctrica ocelada en un artículo publicado en 1890 en la revista científica Proceedings of the United States National Museum.
[2][3] En 1948, Henry Bryant Bigelow y William Charles Schroeder crearon el nuevo género Diplobatis para esta especie basándose en la subdivisión de sus orificios nasales, única en aquel momento.
La pequeña boca forma una línea transversal; el borde de la mandíbula inferior es festoneado, y cuando está cerrada suele ocultar los dientes.
En la parte inferior del disco hay cinco pares de pequeñas hendiduras branquiales.
[2][5] Las grandes aletas pélvicas se originan bajo el disco y tienen los márgenes posteriores convexos.
La parte del disco situada delante de los ojos es marrón con hasta cinco manchas más oscuras.
Durante el día, esta raya solitaria pasa la mayor parte del tiempo parcialmente enterrada en la arena, a menudo cerca de arrecifes rocosos.
Por la noche es más activa y utiliza sus aletas pélvicas para «saltar» por el fondo marino.
[10] Aunque se desconocen los detalles reproductivos, la raya eléctrica ocelada es presumiblemente vivípara, con los embriones en desarrollo sustentados primero por el vitelo y más tarde por el histotrofo («leche uterina») producido por la madre, como en otras rayas eléctricas.
[11] Aunque la raya eléctrica ocelada no se utiliza económicamente, es capturada incidentalmente por los arrastreros camaroneros.
También es probable que la tasa de capturas esté subestimada debido a una identificación problemática.