Danza general de la Muerte
La Dança general de la Muerte es un poema alegórico y anónimo castellano del siglo XV escrito en dodecasílabos agrupados en coplas reales que pertenece al género literario lírico-dramático de las danzas de la muerte o danzas macabras que se desarrolló originalmente en Francia (Danse Macabre) y Alemania (Upper Quatrain).Fueron muchas las opiniones en cuanto al autor de esta obra, pero pocos nombres acabaron finalmente destacándose.Por una parte, Martínez Gil[1] y Solá Solé[2] coinciden en atribuir la obra a un monje benedictino de San Juan de la Peña y el último lo cree inspirado en una versión catalana desaparecida.Sin embargo, Morreale[4] y Marciales[5] afirman que no se trata de un tema especialmente cristiano y aún menos especialmente franciscano, benedicto o dominico.Además, la versión castellana tiene once personajes más que la Danza Macabra francesa.La hipótesis más probable es, como ya lo había sugerido Francisco Rico, la existencia de una fuente aragonesa o, aún más probable, catalán: “Un modelo catalán o de zonas lingüísticas y geográficas limítrofes con Cataluña es la posibilidad más acertada en el mosaico literario y cultural donde se gestó la Danza”.[…] La índole de esta composición hace presumir que se representaba con [[canto recitado, baile y música instrumental, formando todo un conjunto homogéneo”.[26] Ciertos van aún más lejos, como Valbuena Prat, quien afirma que “a pesar de que toda la obra sigue la forma del diálogo, no parece haberse destinado a la representación, como tampoco la más tardía dança catalana”.[27] La obra podría pues también ser un sencillo poema, como lo muestra su importante parte dialogada.El rasgo más destacable de la obra reside sin duda en la jerarquía social que nos presenta, ya que parece seguir la sucesión de los personajes un orden casi siempre descendiente.Presentamos a continuación un cuadro recapitulativo de los personajes que aparecen en la obra:[28] Sin embargo, como ya lo hemos mencionado, el texto se inscribe en la tradición del pensamiento ascético tradicional cristiano.La idea es la siguiente: no son los poderes y las riquezas de los seres los que determinan lo que pasará en el más allá sino más bien sus acciones, como lo sugiere la doctrina católica.Además, la construcción de la obra que ya hemos evocado, da a entender lo universal del mensaje aquí transmitido.