Representada en los países de habla hispana y portuguesa por la letra D en la notación algebraica.En Europa, durante la Edad Media, la dama sustituyó poco a poco su antecesor, a pesar de que los movimientos sean los mismos, y ya en el final del siglo XIII estuvo presente en todo el continente.A finales del siglo XV, su movimiento se expandió alcanzando vigente hasta el siglo XXI, aunque todavía se restringían las condiciones de promoción de un peón a una nueva dama.La dama se mueve en línea recta por las filas, columnas y diagonales en el tablero.Son figuras femeninas de marfil, encerradas en un pabellón con pequeñas cortesanas al lado.En el chaturanga, el lugar ocupado por la dama era una pieza llamada mantri, que significa visir o consejero real.Al llegar a Persia esta pieza fue llamada farzin y más tarde firz.[6][7] En el siglo X, el ajedrez llegó a Europa traído por los árabes y en el Poema Versus de Scachis (c.997) se hace la primera mención de la dama, descrita en latín como Regina (reina), aunque su movimiento es idéntico al del firz.[8] El libro de los juegos (1283) contiene una descripción detallada del firz, que en España fue transliterado como Alfferza.Su posición junto al rey en el tablero elevó su estatus a la realeza, especialmente en los países en los que había una fuerte presencia de las reinas en la monarquía.Como consecuencia, ciertos países católicos como Italia, Francia y España utilizaron el vernáculo correspondiente de domina que evocan a «Nuestra Señora», mientras que los países transformadas por la reforma protestante, como Alemania y Gran Bretaña, se negaron a utilizar esta derivación que podría sugerir un culto a la Virgen María, optando por utilizar el término secular «Reina».En Rusia todavía se llama ferz (koroleva, o Reina, es un término coloquial y no utilizado por jugadores de ajedrez profesionales), y en polaco es conocida también como hetman - el título de un comandante militar nacional.Como en el Antiguo Testamento la ciudad santa era llamada, con una imagen femenina, "la hija de Sión", así el Apocalipsis de san Juan nos presenta la Jerusalén celestial "como una esposa ataviada para su esposo" (Ap 21, 2).La batalla es con sus respectivos adversarios, Rey (Anticristo) y Dama (Ramera de Babilonia).[14] Ya en Alemania, uno de los poemas de Carmina Burana escritos en el siglo XIII afirmaba categóricamente que cuando la dama era capturada, la partida estaba virtualmente perdida, pero no indicaba cuáles son sus movimientos.[16] Algún tiempo después, también fue permitido saltar piezas adversarias, así como el caballo, una vez por partida, de forma análoga al enroque realizado por el rey siendo que esta regla fue utilizada en Turquía y Rusia hasta el siglo XVIII.La primera evidencia de esta nueva regla se puede encontrar en el poema valenciano Scachs d'amor escrito entre 1470 y 1480.El poema describe una partida con las reglas de movimiento actuales entre Marte cortejando Venus, observados por Mercurio y reitera la unicidad de la dama como única y que cuando esta es capturada la partida está virtualmente perdida.El culto a la Virgen María en Francia del siglo XIII también podría haber influido el juego.[21] Cada ajedrecista comienza el juego con una dama, situada en el centro de la primera fila al lado del rey.[22] Según lo establece la FIDE, la dama debe estar representada por la letra D en los países de habla portuguesa y española en la notación algebraica del ajedrez, que deben ser utilizadas en los torneos oficiales.[32] A medida que existen menos adversarias, la pieza se vuelve más valiosa.[35] Sin embargo, la defensa escandinava, que cuenta con la línea principal el desarrollo de la dama en el segundo y tercer movimiento es razonable siendo inclusive jugada en campeonatos mundiales.Dos torres contra una dama consiguen forzar una tabla y, en algunos finales, la dama es capaz de derrotar dos piezas menores, como un alfil y un caballo, aunque en algunos casos dos alfiles pueden crear una fortaleza.Esta partida fue disputada por Bobby Fischer, con trece años y jugando con las negras, que enfrentaba a Donald Byrne durante un torneo en Nueva York en 1956.
Imagen de Isabel de Castilla en la pintura conquistato de Granada, 1482, por Pedro Marcuello.