[1] Coincidieron con una coyuntura internacional especialmente crítica en ese mismo año, posiblemente uno de los más cruciales en toda la historia.
El descontento creciente estaba siendo aprovechado por los bolcheviques (se produce el famoso viaje de Lenin que atraviesa Europa en un vagón sellado), que alcanzarán el poder en la Revolución de Octubre del mismo año.
Los efectos en España fueron graves: 8 millones de contagiados y 300 000 muertos (reducidos a 147.114 en las estadísticas oficiales).
[6] Se crearon las Juntas de Defensa, un movimiento sindical militar no previsto en la legislación, en lo que era un claro desafío al gobierno del liberal Manuel García Prieto que, impotente para controlarlas, se vio obligado a dimitir.
[7] Dentro del ejército español, se veían situaciones de agravio comparativo entre los únicos destinos coloniales (en Marruecos) y el resto.
[11] La buscada participación o aproximación de Antonio Maura no se produjo.
La crisis social estaba enfrentando a un movimiento obrero, dividido entre socialistas y anarquistas, que utilizaban tanto métodos pacíficos (huelgas) como violentos (la acción directa de los atentados a veces indiscriminados, como el del Liceo de Barcelona en 1893) y una patronal que utilizaba todo tipo de tácticas (desde los esquiroles al pistolerismo).
Sobre todo desde la UGT se intentó conscientemente evitar las huelgas parciales, sectoriales y locales.
En las ciudades pequeñas y las zonas rurales no tuvo apenas repercusión.
Las comunicaciones ferroviarias, un sector clave, no se vieron alteradas por mucho tiempo.
El propio coronel Márquez se destacó en la represión de la revuelta en Sabadell.
Esta situación era inédita, puesto que lo usual era que los gobiernos -monocolores-, que llegaban al poder no por ganar las elecciones, sino al ser llamados por el rey, prepararan convenientemente las elecciones (mediante el conveniente encasillado de candidatos, cuya elección estaba garantizada por el caciquismo y el pucherazo o fraude descarado en caso necesario) y obtuvieran un parlamento fácil de controlar.
En este caso, la composición multipartidista lo impidió, lo que obligó a un nuevo gobierno de concentración, esta vez presidido por Maura.
Otros presos del comité de huelga fueron Daniel Anguiano y Andrés Saborit.
El resultado en cifras de la represión fue en total 71 muertos, 156 heridos y unos dos mil detenidos.