Aunque la oferta fue apoyada por el primer ministro griego Eleftherios Venizelos, fue rechazada por el rey, quien deseaba mantener a su país lejos de la lucha.
Los británicos suprimieron esas revueltas, abolieron el Consejo Legislativo de la isla y prohibieron los partidos políticos.
[12] Por su parte, los grecochipriotas adujeron que esa posición no respetaba su derecho de autodeterminación.
Esta, dirigida por el militar griego Georgios Grivas, atacó de manera sistemática a las autoridades coloniales británicas.
El Dr. Fazıl Küçük, en 1954, ya había propuesto que Chipre se dividiera en dos en el paralelo 35°.
Esto provocó violencias entre las comunidades durante la primavera y el verano; aunque los ataques contra los policías no había sido motivados por el hecho de ser turcochipriotas.
[16] Los turcochipriotas implicados quemaron las tiendas de propietarios grecochipriotas y atacaron sus vecindarios.
A la luz de los nuevos acontecimientos, los turcos se manifestaron en Nicosia para promover la idea de que los turco y grecochipriotas no podían vivir juntos y, por lo tanto, cualquier plan que no incluyera la partición era inviable.
Para los británicos, el intento tenía un doble objetivo: por un lado, silenciar lo más rápido posible la campaña de la EOKA; por el otro, al evitar que los turcochipriotas se uniesen a los grecochipriotas contra las reclamaciones coloniales británicas sobre Chipre, la isla permanecería bajo su poder.
[22] Los dirigentes turcochipriotas visitaron a Menderes para discutir la cuestión de Chipre.
Cuando se le preguntó cómo responderían los turcochipriotas a la reclamación grecochipriota de enosis, Menderes respondió: «Deberían ir al ministro británico de Asuntos Exteriores y pedir que el statu quo se prolongue, para que Chipre permanezca como colonia británica».
Los turcochipriotas visitaron al ministro británico de Asuntos Exteriores y pidieron que Chipre siguiera siendo una colonia; el ministro respondió: «No deberían estar pidiendo el colonialismo hoy, deberían pedir que Chipre sea devuelta a Turquía, su antiguo dueño».
[23] Mientras los turcochipriotas comenzaban a buscar protección de Turquía, pronto se hizo evidente para los grecochipriotas que la enosis era improbable.
El líder grecochipriota y arzobispo Makarios III estableció entonces la independencia de la isla como su objetivo.
El Tratado de Garantía (1960) declaró que se prohibía la secesión o la unión con cualquier Estado, y que Grecia, Turquía y Gran Bretaña tendrían el estatus de garante para intervenir si esto fuera violado.
Mientras que el Tratado de Establecimiento otorgó a Gran Bretaña la soberanía sobre dos bases en Akrotiri y Dhekelia.
La nueva Constitución trajo insatisfacción a los grecochipriotas, quienes la consideraban injusta por razones históricas, demográficas y contributivas.
[25] En tres años, empezaron a surgir tensiones entre las dos comunidades en los asuntos administrativos; en concreto, las disputas sobre municipios separados y la fiscalidad estancaron la actividad del Gobierno.
Sin embargo, lo cierto es que el sentimiento a favor de la enosis no había desaparecido por completo con la independencia.
[32] Ese mismo día, los turcochipriotas armados de la TMT se enfrentaron con grecochipriotas leales al ministro Yorgadjis.
[37] El Daily Express escribió que «25 000 turcos ya han sido forzados a abandonar sus hogares».
A pesar del alto el fuego negociado en Nicosia, persistieron los ataques contra los turcochipriotas, en particular en Limasol.
Turquía tomó represalias y envió sus aviones de combate para bombardear las posiciones griegas; por su parte, Makarios amenazó con atacar cada aldea turcochipriota en la isla si los bombardeos no cesaban.
[40] El conflicto había llegado a Grecia y Turquía, con ambos países acumulando tropas en sus fronteras de Tracia.
Las fuerzas grecochipriotas fueron estimadas en unos treinta mil, incluida la Guardia Nacional y el contingente de Grecia.
Eso causó tensiones con la Junta Militar de los coroneles griegos, así como con Georgios Grivas en Chipre.
Grivas escaló el conflicto cuando sus unidades armadas comenzaron a patrullar los enclaves turcochipriotas de Agios Theodoros y Kofinou.
Grivas renunció a su cargo, y abandonaron la isla cerca de doce mil soldados griegos.
Aunque Makarios había abandonado efectivamente la enosis en favor de una «solución alcanzable», muchos otros continuaron creyendo que la única aspiración política legítima para los grecochipriotas era la unión con Grecia.
El fracaso de Makarios en disolver la Guardia Nacional, entre cuya oficialía predominaban los griegos continentales, significaba que la Junta tenía el control práctico sobre la elite militar chipriota, dejando al presidente Makarios aislado y un blanco vulnerable.