Galo Plaza Lasso

Al terminar su mandato fue enviado de las Naciones Unidas para mediar los conflictos en África y Chipre.

Cuando llegó a la presidencia, ceñiría en la sesión solemne del Congreso, la misma banda que había usado su papá, Leonidas.

Creo sinceramente que el Ecuador necesita remozar el espíritu liberal, dar impulso y energía permanente a los postulados esenciales del liberalismo, e imprimirles una dirección firme hacia la justicia social.Plaza fue un gobernante conciliador en lo político y desarrollista en lo económico.

En 1950, se llevó a cabo el primer censo nacional de población: Ecuador tenía 3 211 916[6]​ habitantes; Quito, 209 932 y Guayaquil, 256 966.

Y la CEPAL elaboró el primer informe económico global que se hacía sobre Ecuador.

El historiador Jorge Salvador Lara juzga así a Galo Plaza: «Sus claras dotes de realismo le hicieron ganar batallas difíciles ante las cuales otros habrían sucumbido o desertado».

[7]​ Como presidente logró fomentar la exportación agrícola del Ecuador, creando estabilidad económica durante su gobierno.

Su estilo de trabajo era sencillo pero intenso, y estableció una jornada única en el Palacio.

Con su hábito madrugador de agricultor adelantaba sus responsabilidades y despachaba su correspondencia ágilmente.

Sólo en otros cinco países Latinoamericanos hay ahora completa libertad de imprenta: Uruguay, Chile, México, Cuba y Costa Rica» y consideraban que su presidente era un «liberal entusiasta que no ha prometido milagros ni auspiciado teorías revolucionarias».

[5]​ Fue presidente además, pocos años después de la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, por lo que buscó en lo internacional promover la cultura de su país y designó en puestos diplomáticos a escritores, poetas y novelistas como Gonzalo Escudero, Jorge Carrera Andrade, Jorge Icaza, Raúl Andrade, Jorge Fernández, Adalberto Ortíz, Enrique Garcés, Luis Maldonado Tamayo, Demetrio Aguilera Malta, Rodrigo Jácome, Leopoldo Benítez Vinueza, Hugo Moncayo, Alfonso Rumazo, José Rumazo y Jorge Salvador Lara.

Defendió el sentido del Ejército como guardián de la Constitución y las libertades republicanas.

Al terminar su periodo, en su mensaje ante el congreso pudo decir, con mucha felicidad, que su presidencia había sido la demostración de que es posible gobernar a Ecuador con instituciones, libertades y con democracia.

En las elecciones de 1952 entregó el poder en una emotiva jornada cívica a quien sería su eterno rival político, José María Velasco Ibarra.

Al día siguiente, se retiró a sus labores agrícolas para seguir trabajando por la modernización del agro en la Sierra de ese país.

Fue recibido con mucho afecto y destacó el comentario de Jorge Salvador Lara, periodista contrario a su ideología política, que lo calificó como «ecuatoriano universal».

El presidente Plaza Lasso en 1951
Galo Plaza Lasso junto a Harry S. Truman en 1951, durante una visita de Estado a los Estados Unidos.
Galo Plaza Lasso, como secretario general de La Organización de los Estados Americanos en 1968.