Constantino I de Grecia

En 1889 contrajo matrimonio con la princesa Sofía de Prusia, que era hermana del káiser alemán Guillermo II, y nieta, por vía materna, de la reina Victoria I del Reino Unido.

En Atenas los partidarios de la Gran Idea piden la intervención del reino helénico en el conflicto, y el rey y su primer ministro, Theodoros Deligiannis, acaban por enviar refuerzos a los cretenses insurrectos.

Aunque el rey Jorge I se hubiese mostrado reticente en un principio a que su país entrara en guerra, es considerado responsable del fiasco.

Aunque los oficiales rebeldes se declaren monárquicos, los miembros de la Liga, dirigidos por Nikolaos Zorbas, piden al rey que destituya a sus hijos del ejército.

Oficialmente, se trataría de proteger a los príncipes para evitar que su amistad con ciertos militares provocara celos.

Pero la realidad es distinta: los oficiales siguen culpando al Diádoco del desastre de 1897.

[11]​ En diciembre de 1909, el coronel Zorbas, jefe de la Liga Militar, presiona al rey para que le nombre jefe del gobierno en sustitución del primer ministro Kiriakulis Mavromichalis.

El estado mayor es reorganizado y depurado de los militares cercanos al Diádoco, entre ellos su amigo Ioánnis Metaxás.

[4]​ Jorge I decide entonces abdicar a favor de su hijo, aprovechando el prestigio que le han proporcionado sus éxitos militares.

[18]​ A los pocos días el ejército búlgaro pasa de nuevo al ataque y logra rodear al ejército griego en la garganta de Kresna donde el terreno accidentado les impide desplegar su artillería.

Acorralado, Constantino envía un telegrama a Venizelos reconociendo su fracaso y pidiendo un armisticio.

[18]​ Por su lado, el gobierno búlgaro también pide un armisticio a fin de proteger su capital.

Otorga a Grecia la parte meridional de Macedonia con Salónica: la nueva frontera norte de Macedonia se fija en el río Mesa, y se deja a Bulgaria sólo un pequeño acceso al mar Egeo en Alejandrópolis.

[18]​[19]​[20]​ Grecia sale del conflicto con un territorio agrandado y se posiciona como una verdadera potencia en el Mediterráneo.

Otros intercambios de población tuvieron lugar, en menor medida, con Serbia, Albania y Rumanía.

[21]​ Para llevar a cabo estas operaciones, el gobierno griego necesita créditos, por lo que Constantino emprende unos viajes diplomáticos a Alemania, Francia e Inglaterra en otoño de 1913, para obtener préstamos para su país.

Los aliados afirmaron desde el principio de la guerra que a pesar de su neutralidad, el rey tomó partido por los alemanes, en parte debido a sus manifiestas simpatías proalemanas compartidas por la reina Sofía.

Se opuso también a que las tropas británicas y francesas se estacionaran en Salónica tras su derrota en la Batalla de Galípoli contra el imperio turco; en octubre del mismo año Constantino despidió a Venizelos que había permitido, con el apoyo del parlamento griego, ese mismo desembarco de los ejércitos aliados que desde Grecia pensaban detener el avance de las Potencias Centrales en los Balcanes.

[23]​ Al mismo tiempo, permitió al ejército búlgaro desplegarse en el norte de Grecia, lo que hicieron en abril-mayo de 1916, para ocupar plazas desde las que amenazar a las tropas aliadas bloqueadas en Salónica.

Este enfrentamiento sobre la postura que Grecia debía adoptar en la Primera Guerra Mundial se convirtió lógicamente en un enfrentamiento entre republicanos liberales y monárquicos conservadores, y se extendió a toda la sociedad griega.

Dividió al pueblo de Grecia en dos bandos irreconciliables por lo que se denominó «cisma nacional» (en griego: εθνικός Διχασμός / ethnikós Dikhasmós).

Tras la dimisión del gobierno monárquico de Alexandros Zaimis, Alejandro I encargó a Venizelos la formación de un nuevo gabinete por lo que el gobierno establecido en Salónica se transfirió a Atenas.

Las fronteras en los Balcanes después del Tratado de Londres y de Bucarest