Congregación religiosa católica
Desde sus orígenes a los miembros de las congregaciones se les llamaba religiosos con votos simples[1] para diferenciarlos de las órdenes religiosas cuyos miembros hacían votos solemnes, es decir, una sola vez y para siempre.En su origen, a las Sociedades de vida apostólica en el siglo XVI, se les llamaba Congregaciones seculares.Para diferenciarlas de estas, desde ese mismo siglo, comenzó a usarse el término de Congregación religiosa para designar a los institutos que emitían votos simples o temporales que se renovaban según un plazo determinado, a la vez que se distinguían de las Órdenes religiosas, porque sus miembros emitían votos solemnes, es decir una sola vez para siempre.[5] Las congregaciones se rigen por unas normas o estatutos que reciben el nombre de constituciones.Las congregaciones masculinas pueden ser clericales en cuanto que sus miembros o la mayoría de ellos, por el carisma ministerial del Instituto, reciben el Sacramento del Orden y sus superiores mayores por estatutos deben ser sacerdotes, y como tal son aceptados por la Iglesia.Todas las congregaciones femeninas son laicales, puesto que en la Iglesia católica las mujeres no reciben el Sacramento del Orden.[6] Las congregaciones de derecho pontificio son aquellas aprobadas por la Santa Sede mientras que las de derecho diocesano son aprobadas por el ordinario del lugar, sea este el obispo diocesano o un cargo equiparado a este.[9] La diferencia desde entonces con las antiguas órdenes religiosas, es que mientras estas emitían votos solemnes, cuyo significado es de adhesión total al Instituto religioso (a perpetuidad), las congregaciones, en cambio, los emitían temporales, que les obligaba a renovar cada año.[4] Aun así, se usaba indistintamente los títulos de Orden, Congregación o Religión, para cualquier instituto religioso hasta la segunda mitad del siglo XIX.[4] En el siglo XVII se da la confirmación definitiva de las primeras congregaciones masculinas, marcando las pautas para las posteriores.