Probablemente, Thomas influyó para que Marmaduke Ward fuese administrador de las posesiones del conde cercanas a Ripon.
[16] Por entonces, Marmaduke estaba acosado por las multas que se imponían a los católicos y perdió su empleo como administrador de las tierras del conde Percy.
Los padres, preocupados por la salud de su primogénita en un lugar más frío con era aquel, decidieron mandarla a la Harewell House, donde vivía la recursante Catherine Ardington.
El provincial de los jesuitas en Inglaterra, Henry Garnet, fue detenido y ejecutado, tras lo cual pasó a ocupar ese cargo Richard Holtby.
Ella escribió:[32] Tras esto, Holtby celebró una misa durante la cual le derramó sin querer el cáliz lleno de vino sobre los manteles.
El jesuita George Keynes le dijo a Mary que la esperaban en aquel convento para ser hermana lega.
Mary Ward tomó gran afecto por sor Stephen y decidió consultarle después del año de prueba si debía o no abandonar el convento.
Antonio quedó gratamente sorprendido por la idea de Mary y le dijo que ella no estaba llamada a ser lega.
Mary Ward escribió un informe sobre su estado espiritual y se lo dio, suplicándole que le orientase sobre si debía profesar o no.
Entonces sor Stephen le dijo a Mary Ward que no era su vocación vivir como lega fuera de la clausura.
[50] Ward consideró que Keynes guiaba su alma solamente por el camino del temor y decidió cambiar de confesor.
[54] Mary Ward rezaba mientras las letanías y entonces sintió que Dios le llamaba a abandonar el convento de clarisas.
[62] Lee le dijo a Ward que quizás encontraría su sitio en un convento de carmelitas descalzas recién fundado en Flandes.
[76] En 1612 la casa de damas se había quedado pequeña y Mary quería comprar otra que funcionase ya como convento reconocido.
[89] Mary Ward escribió un informe al papa Pablo V, que tituló Ratio Instituti (Razón del Instituto).
De no haber pagado hubiera continuado en prisión indefinidamente, pero sus amigos juntaron el dinero y lograron su liberación.
Durante la audiencia Juan Bautista Vives le habló al papa del bien que hacían estas religiosas y suplicó por la confirmación de su instituto.
[127] Los cardenales Ottavio Bandini, Gabriel Trejo Paniagua y Friederich von Hohenzollern trataron con afecto el tema de las damas.
[127] Bandini propuso a Mary Ward una semi-clausura como la practicada por las oblatas del convento donde estaban pero ella se negó.
Baldini, fray Domingo y Vitelleschi le dijeron a ella que el papa tardaría meses en recibirla.
[142] Posteriormente, Mary visitó a los cuatro cardenales elegidos por el papa para decidir: Milini, Bandini, Cobelluzio y Barberini.
[146] Las órdenes de cierre fueron transmitidas a los conventos por los cardenales Millini en Roma, Carafa en Nápoles y Cosme Torres en Perugia.
[160] En Viena, el jesuita Wenzel Kutscher, confesor de Albrecht von Wallenstein, escribió una carta elogiosa hacia Mary Ward y su obra.
Se decidió trasladar las informaciones al Santo Oficio (la Inquisición) para que examinase si estaban incurriendo en herejía.
[202] El Santo Oficio mantuvo a Mary Ward bajo vigilancia y no le permitía salir de Roma.
[211] Llegó a Lieja y pidió permiso por escrito al papa para continuar su viaje hasta Inglaterra.
Mary Ward le enseñó una carta de recomendación del cardenal Barberini y consiguió una audiencia con la reina consorte.
[218] Quiso abrir también escuelas en el país, dejando claro al legado que todo se haría de forma secular.
[230] En la lápida se inscribió:[231] En 1650 Mary Poyntz y Winefrid Wigmore fundaron una casa en París, que existió hasta finales del siglo XVII.
La siguiente superiora general fue Catherine Dawson, que ostentó el cargo unos treinta años y estuvo casi siempre en Roma.