La compañía tuvo el propósito de alargar el trazado desde la capital hasta Aragón, si bien esta posibilidad nunca se llegó a materializar.[3] La empresa nacía con el fin de explotar la línea férrea de Madrid a Arganda, que poco después sería incautada por el Estado debido a la pésima situación financiera que atravesaba.En 1901 se hizo con la titularidad del ferrocarril en una subasta estatal, adquiriendo también la concesión para prolongar la vía hacia Chinchón y Colmenar de Oreja por un lado, y Morata de Tajuña por otro.[5] Aunque los trabajos de construcción en el tramo Alocén-Cifuentes se encontraban muy avanzados, la compañía optaría por detener las obras.En 1964 la empresa cementera Portland Valderribas adquirió una sección de 34 kilómetros del trazado, que fue transferido a la sociedad anónima «Ferrocarril del Tajuña» para el transporte de piedra caliza.