Comedia elegíaca
No se conoce con certeza el origen y la finalidad de estos textos: pueden ser productos retóricos o tal vez obras destinadas a una verdadera y propia puesta en escena, en cuyo caso se piensa más bien en la recitación por una sola voz.Tampoco se sabe si habría habido un influjo o connivencia con el surgimiento del teatro medieval en lengua vulgar.[1] En primer lugar, la forma métrica clásica adoptada en prevalencia es la del dístico elegíaco.Este influjo se inserta en un fenómeno bien conocido que atraviesa una época entera literaria a caballo entre dos siglos y que ha inspirado a Ludwig Traube la definición, a veces reductiva, de Aetas Ovidiana, entendida como paradigma connotativo de una época entera literaria de la Edad Media comprendida entre el siglo XII y el xiii.La imitatio ovidiana no aparece solo en la forma métrica, sino que alcanza el estilo, la lengua, la versificación, expresiones y estilemas presentes en todas estas comedias.Esta temática amorosa está modulada, sin embargo, desde una perspectiva casi siempre misógina, que presenta solo mujeres hipócritas, arteras, lujuriosas, etc.[1] Un último rasgo común en este género es la aparición de personajes humildes como criados y siervas que se alejan por completo de la caracterización de los esclavos fieles y devotos de Terencio para ser descritos como individuos desleales y poco recomendables, indolentes (Geta y Birria en Geta), truhanes (Spurio en Alda, Sàrdana en Aulularia), e incluso delincuentes (Fodio en Babio).