Vio su afición premiada al ganar a los nueve años un certamen poético del diario La Nación con el poema «Lirios blancos».
Colaboró también como secretaria y eventual reemplazante de la educadora Amanda Labarca.
[4] Solovera comenzó a componer en 1948 y su primer éxito, en ese mismo año, fue la tonada «Chile lindo».
Nada opacó la popularidad histórica de esa tonada, que tuvo en Ester Soré a su primera y entusiasta intérprete.
[5] En su programa radial de música folclórica Ester Soré había conocido una tonada previa de Solovera, ‘‘Mata e' Suspiros’’, y tras incorporarla a su repertorio, le pidió otra pieza para cierta actuación ante el presidente Gabriel González Videla.
Se desempeñó asimismo como libretista y conductora del programa Rondas y cantos de Mamita Clara, uno de los primeros espacios didáctico-infantiles chilenos transmitido por Canal 13 en 1965.
Desde entonces Clara Solovera nutrió su cancionero con retratos criollistas del campo chileno en tonadas de simples armonías como ‘‘La Enagüita’’, motivada por una de sus hijas; otras son "Pomaire", "Cachito e' Tierra", "La Querendona", "La Quincha", "El Sahumerio", "La Prevenida", "Niña Campesina", "Hojita de Verde Trébol",‘‘Manta de Tres Colores" (1956), inspirada en Arturo Gatica; "Huaso por donde me miren" y "Huaso Rancagüino", asimismo escritas para el magnífico intérprete.
", "La Esmeralda entrando al Puerto", "Estrella de mi bandera", "La Cantinera", "Banderita Florecida", "Septiembre", apelan especialmente a los emblemas y valores patrios; "Las Lavanderas de Pica", "El Cachimbo del Tamarugo", "¡Qué Lindo el Valle del Elqui!
", destilan el sabor dulce y seco del Norte chileno; ‘‘Te Juiste Pa’ Ronde’’ fue modelada sobre la estampa de un carretero de Los Ángeles; La Felpa y la Buenamoza, tuvo también origen en un hecho campesino.
Además de tonadas, la autora escribió cuecas, valses, refalosas, mapuchinas, trotes, cachimbos y, entre los géneros internacionales, boleros, corridos, pasillos, pasodobles y zambas.
Como pedagoga, Solovera querrá mitigar "el vacío tremendo de material [infantil] verdaderamente útil, con sabor a chileno" que, a la sazón, padecía nuestro acervo músico nacional.
Clara Solovera no poseía estudios formales en música y tocaba la guitarra por oído.
«Por su inagotable veta creadora y su innata poesía, Clarita, como se la conoció en el mundo artístico, es comparable sólo con figuras como Violeta Parra, Francisco Flores del Campo, Nicanor Molinare y Osmán Pérez Freire».
José Goles y René Largo Farías pronunciaron emotivos discursos en el cementerio.