Un armario, escaparate (en Venezuela y Cuba),[1][2] clóset (en Hispanoamérica),[3] aparador (en Filipinas),[4] ropero, placar o placard (en Río de la Plata),[5][6] es un mueble cerrado por medio de puertas, en cuya distribución interior puede haber estantes, colgadores para perchas y cajones, ideado para guardar cosas.
Las puertas pueden ser batientes o correderas, utilizándose las segundas en lugares de paso estrecho, ya que necesitan menos espacio.
La palabra procede del latín armarĭum, lugar donde se guardan artefactos o armas.
El armario es conocido al menos desde la época romana, según aparece en las pinturas de Herculano.
[12] Los romanos destinaban este mueble para encerrar los retratos de sus antepasados (Ius imaginum) y los libros.
Estos armarios no se abrían más que los días festivos y en algún acontecimiento célebre.
[15] [16] El armario parece haber desaparecido en la Edad Media en favor de los cofres y arcones, excepto para guardar armas en castillos, iglesias o monasterios.
La conditoria era un armario especial para monasterios, iglesias o capillas, cerca del altar, utilizada para guardar el sacramento sagrado, jarrones u objetos sagrados, los santos óleos, reliquias, etc. Una cerradura fuerte permitía cerrarlo con llave.
[17] También en las iglesias, o en la sacristía, se utilizaban armarios para guardar vestimentas sacerdotales, libros sagrados, etc.
Kas, kast o kasten (pronunciado kaz) es un armario o ropero enorme de origen neerlandés similar a un armario que era popular en los Países Bajos y Estados Unidos en los siglos XVII y XVIII.