Sin embargo, sí reconocieron el valor de la obligación social y que se podía obtener placer con un comportamiento altruista.Sostuvieron además una teoría del conocimiento escéptica y empirista, donde «las pasiones pueden comprenderse, sí, pero no sus causas».Finalmente, la escuela se extinguió en un siglo y fue reemplazada por la filosofía del epicureísmo.La felicidad humana, según Aristipo, consiste en librarse de toda inquietud, siendo la vía para lograrlo la autarquía.Sócrates había sostenido que la virtud era el único bien humano, pero también había aceptado un papel limitado por su lado utilitario, permitiendo que el placer fuera un objetivo secundario de la acción moral.[6][7] Aristipo y sus seguidores se apoderaron de esto e hicieron del placer el único objetivo final de la vida, negando que la virtud tuviera algún valor intrínseco.En teoría del conocimiento, los cirenaicos oscilaban en un empirismo sensualista junto con un cierto escepticismo.[6][11] Además, son completamente individuales y de ninguna manera pueden describirse como pertenecientes al mundo objetivamente.De ello se sigue que el placer pasado y el futuro no tienen existencia real para nosotros, y que entre los placeres presentes no hay distinción de género.[14] Se debe tener en cuenta la ley y la costumbre, porque aunque estas cosas no tienen un valor intrínseco por sí mismas, violarlas conducirá a la imposición de penas desagradables por parte de otros.[5] Asimismo, la amistad y la justicia son útiles por el placer que brindan.Para Anniceris, el placer se logra a través de actos individuales de gratificación que se buscan por el placer que producen,[15] pero Anniceris puso gran énfasis en el amor a la familia, la patria, la amistad y la gratitud, que brindan placer incluso cuando exigen sacrificio.[17] Para Hegesias, el hedonismo cirenaico era simplemente la estrategia menos irracional para lidiar con los dolores de la vida.