[1] Por fallecer su madre a muy temprana edad en 1773, cuando Cipriana contaba con tan solo seis años, ella y su hermana fueron criadas por su abuela materna, Ana María Dávila Lafuente, quien viuda casó en segundas nupcias con el portugués Antonio Duarte da Sosa.
Su hija Antonia Sosa Dávila, tía de Cipriana, casaría con Melchor Albín.
[2] El matrimonio Boneo Villalonga tendría entre 1794 y 1804 ocho hijos, siendo la primera de ellos, María de los Dolores, bautizada en la Real Capilla del Real Sitio de Aranjuez,[2] y los siete siguientes en Buenos Aires: Martín Ramón, Gerónima Wenceslada, María Josefa, José María, Manuel José, Ramón y Mariano[3] Entre los descendientes de Martín Boneo y Cipriana Viaña se destacarían el siervo de Dios Luis María Etcheverry Boneo, el pintor Martín Boneo, el obispo Juan Agustín Boneo, y el jurista Rómulo Etcheverry Boneo.
11Viuda Cipriana Viaña, quedaron a su cargo los siete hijos del matrimonio.
El 12 de abril de 1806 en Buenos Aires le escribía entonces al rey Carlos IV de España, solicitándole una pensión para ocurrir a su debida sustentación, y darles carrera proporcional a su noble nacimiento[6] a sus hijos, petición que al poco tiempo es concedida.
[2] Un año más tarde, en 1807, figura en el padrón de la ciudad de Buenos Aires viviendo en la manzana 100, sobre la calle Unquera (hoy Florida), habitando allí junto a sus hijos y a sus esclavos Vicente, Candelaria, Dolores y Rita.
Un retrato la recordaba en la antigua sede de la organización en Buenos Aires, cuyo original no se conserva.