En 1967 Luis María de Lojendio, que fue prior del monasterio de Leyre, publicó por medio de la editorial Zodiaque su obra titulada Navarra románica, «en el que expone el románico monumental de Leire, Ujué, Sangüesa, Aibar, Artáiz, Pamplona, Estella, Eunate y Torres del Río, así como algunas piezas suntuarias, tales como el retablo de Aralar y la arqueta-relicario árabe de Leire».
Con estas tres publicaciones se estaban «cimentando las características de este estilo en Navarra y se daba a conocer las mayor parte de las obras existentes.
Gótico, Renacimiento y Barroco han seguido caminos paralelos.»[3] Hay que añadir que también desde 1959, la Institución Príncipe de Viana había retomado en parte esta tarea de catalogación mediante la documentación fotográfica realizada por José Esteban Uranga.
[4] Finalmente, «en 1977, en una experiencia única en el país por la colaboración de varios organismos e instituciones (Universidad de Navarra, Gobierno de Navarra y Arzobispado de Pamplona), la catedrática M.ª Concepción García Gaínza puso en marcha y dirigió un equipo de investigación formado por historiadores del arte (Jesús Rivas Carmona, María Carmen Heredia Moreno, Mercedes Orbe Sivatte, Asunción Domeño Martínez de Morentin y José Javier Azanza López)[1][2] que, siguiendo los criterios de totalidad y exhaustividad, trabajó durante veinte años para alumbrar el definitivo Catálogo Monumental de Navarra.
Fue publicado entre 1980 y 1997 a través de nueve volúmenes que recorrían las cinco merindades, logrando compendiar todo el patrimonio histórico-artístico de Navarra, habiéndose convertido en un referente en la catalogación de bienes culturales en España.»[4] En 1999 afirmaba la directora del proyecto, María Concepción García Gaínza, acerca del objetivo: «Frente a los Catálogos o Inventarios promovidos por el Ministerio de Cultura o únicamente por la Iglesia, en Navarra se hace una experiencia nueva de colaboración de tres instituciones: el Arzobispado de Pamplona, la Universidad de Navarra y el Gobierno de Navarra, a través de la Institución Príncipe de Viana, las tres interesadas en el conocimiento y conservación del patrimonio histórico de Navarra.»[1] La duración del proyecto ha sido de veinte años (1977-1997) y ha llevado a recorrer y visitar sosegadamente 973 localidades en muchas ocasiones muy dispersas «tomando notas, fichas y fotografías», al mismo tiempo que era imprescindible la investigación documental «en archivos generales, diocesanos y parroquiales» junto a «largas sesiones de trabajo» en la Universiddad de Navarra para cotejar el material, recabando bibliografía específica y elaborando la redacción de los contenidos.